sábado, 27 de junio de 2015

La leyenda del Castillo de Grimaldo

Según cuentan los más ancianos del lugar, en los años 50 al realizar unas obras en un lugar muy próximo al castillo de Grimaldo, aparecieron unos esqueletos humanos a los cuales les faltaba sus cabezas, y por más que excavaron y rebuscaron en los alrededores no dieron nunca con ellas. ¿Qué les pasó aquellas personas?

Torre del Castillo de Grimaldo (F. Web Dirección General de Turismo)

Protegiendo la antigua calzada romana de la Vía de la Plata, se alzaba el majestuoso castillo de Grimaldo, del cual aún permanece en pie una de su restaurada torres. Antaño perteneciente a los árabes, fue conquistado por las tropas cristianas en el siglo XIII, pasando a manos de la familia de caballeros placentinos de los Sánchez de Grimaldo, leales servidores de los reyes Alfonso X y Sancho IV, quienes les concedieron el privilegio del derecho de asilo en su fortaleza, fuera de la justicia, para cualquier persona libre sin importar los delitos cometidos.

Posteriormente ya en el siglo XIV, fue la familia de los Bermúdez de Trejo, uno de los linajes de mas alcurnia y poder de la región, quienes rigieron los destinos del Señorío de Grimaldo, de Las Corchuelas y del castillo de Monfragüe. Hasta que por enlaces matrimoniales y sucesiones lo hereda don Rodrigo de Calderón, Conde de la Oliva, I Marqués de Siete iglesias, Comendador de Ocaña en la orden de Santiago, y protagonista de nuestra historia.

Pero, ¿quién era don Rodrigo de Calderón?

Rodrigo de Calderón, había nacido en la ciudad flamenca de Amberes hacia 1576, hijo de Francisco de Calderón y Aranda, capitán de los Tercios de Flandes, y de María de Aranda y Sandelijn, su prima hermana.

Retrato de Rodrigo Calderón por Rubens (F.I.) 

A la muerte de su mujer, Francisco Calderón regresa a su Valladolid natal, acomodando a su hijo Rodrigo de 15 años, como paje de Francisco Gómez de Sandoval, V marques de Denia, con quien llega a ser con el tiempo, por su tesón e inteligencia, su hombre de confianza.

Cuando en 1598 accede al trono Felipe III, Francisco Gómez de Sandoval que se había ganado el favor y la confianza del joven monarca, se convierte en el valido de su majestad y más tarde en Duque de Lerma. Con este ascenso, Calderón pasa desde de sus orígenes humildes, a ser el favorito del favorito, permitiéndose también la posibilidad de elegir esposa, la noble extremeña doña Inés de Vargas Carvajal, con la que se casó en 1601, aportando como dote los señorío de Grimaldo, de Las Corchuelas y del castillo de Monfragüe.

Desde sus cargos como secretario de cámara del rey, consejero de estado, embajador, y secretario del duque de Lerma, va a ir acumulando poder político, títulos y riquezas a la par, llegando a ser uno de los hombres más poderosos del momento junto a Pedro Franqueza (conde de Villalonga, Secretario de Estado y de la Inquisición), y el propio Duque de Lerma, valido del rey.

Retrato del Duque de Lerma por Rubens (F.I.) 

Pero volvamos a nuestra historia. Estando don Rodrigo de Calderón en su palacio de Valladolid, la llamada casa de Las Aldabas (en donde había nacido en 1425 el rey Enrique IV), disfrutando de sus aficiones y placeres, y nada le hacía imaginar las noticias inquietantes que pronto iba a recibir de su señorío de Grimaldo.

Uno de sus vasallos acaba de llegar con su caballo exhausto desde tierras extremeñas, solicitando audiencia.

“Necesito hablar inmediatamente con mi señor don Rodrigo, tengo información importante que atañe a su castillo de Grimaldo.”

Tras las protocolarias presentaciones y ser recibido por una criada, un paje, un ayudante y un secretario, es llevado por fin ante don Rodrigo.

Atravesando los pasillos y salas de aquel majestuoso palacio pudo observar atónito, el lujo y la riqueza que lo inundaban. Revestida de azulejo de tipo talavereño, poseía puertas con marcos de mármol verde, y el gran salón alargado estaba cubierto con artesonado de casetones policromados. Decoraciones espectaculares de tapices flamencos, alfombras de la India, muebles venecianos, vajillas, platería, esculturas y cuadros flamencos decoraban la mansión, nunca había visto tanto ostentación de riqueza.

La desaparecida Casa de las Aldabas en los años 60, Valladolid (F.I.) 

El despacho de don Rodrigo tan poco escatimaba en lujos, sentado tras una mesa de jaspes de diferentes colores con labores de turcos disparando artillería y en medio una piedra de ágata muy grande, sobre su cabeza destacaba en la pared un inmenso retrato suyo a caballo realizado por Rubens. El caballero amedrentado comienza a hablar.

“Mi señor hace unos días llegaron a mis oídos noticias de desapariciones de hombres y mujeres en vuestros dominios, arrieros, comerciantes, viajeros y algún otro mendigo. Personas que nunca volvían a aparecer, y que según los rumores, que hacían circular los propios autores de los hechos como pude saber poco después, eran obra de brujas o seres monstruosos que al amparo de la noche los devoraban. Pero había algo extraño en las desapariciones, pues no sólo devoraban a los hombres y mujeres, si no también sus ropajes, enseres y carros. Y por ello me puse a investigar…cof cof.” -Comenzó a toser el caballero.-

“Rápido, traerle agua.” –Alzó la voz don Rodrigo-

Un secretario que permanecía en pie al lado de don Rodrigo, se acercó hacia un suntuoso bufete donde además de unas botellas de vino o de algún tipo de licor, había una jarra cristal finamente tallada con agua en su interior y unas copas a juego. Alzó la jarra y con mucho cuidado llenó uno de las copas y se la acercó al invitado.

“Continuad por favor.”- Volvió a hablar don Rodrigo, cuando terminó de beber el caballero.

Felipe III por Frans Pourbus el Joven. (F.I.)

“Disculpadme, mi señor.- y siguió con su relato.-por donde iba, ah… ya recuerdo. Pues una día me topé con unos comerciantes que transitaban por vuestras tierras camino de Portugal, me propuse seguirlos, eso sí, a cierta distancia para no ser visto, y bien armado, por lo que pudiera suceder. A punto de caer la noche llegaron a vuestro castillo, y solicitaron hospedaje para comer, descansar, y continuar al alba su camino. Y bien recibidos fueron, y entrar entraron, que yo mismo con mis propios ojos los vi. Y hasta que el sol despuntó, en vela estuve vigilante toda la noche mi señor, y esperé, y esperé, pero los comerciantes jamás volvieron a salir del castillo.

Intrigado me acerqué con sigiló y conseguí colarme en el castillo en un descuido de uno de vuestros mozos de caballos, y desde un rincón escondido tras unas maderas y pajas, pude observar como en el patio del castillo vuestros sirvientes y criados se repartían los ropajes y enseres de los comerciantes.”

“¿Cómo es posible eso? –Interrumpió don Rodrigo.- Y los comerciantes, ¿dónde se hallaban?

Escudo del Castillo de Grimaldo (F. Web Dirección General de Turismo)

“Mi señor, -continuó diciendo- esas mismas pregunta me realice yo. Como conocedor de vuestro castillo, me adentré a hurtadilla en las cocinas, topándome por azar con una de las cocineras. Saqué mi daga del cinto y raudo me abalancé hacia ella, poniendo una de mis manos sobre su boca, y la daga alrededor de su cuello. La amenacé para que no gritara, y le obligue a llévame donde se encontraban los comerciantes. Y mi sorpresa se convirtió en horror al descubrir donde me había llevado, eran las cochiqueras, y diciéndome ahí está lo que queda de ellos, pude ver entre unos enormes cerdos un montón de huesos humanos completamente roídos.”

“¡Dios mío, qué atrocidad!- Exclamó don Rodrigo entre arcadas.-

“Amenazándola, la obligué que me contara lo que allí ocurría. Me relató que aprovechando vuestra su ausencia, mi señor, aquellos vasallos y sirvientes de vuestro castillo, se dedicaban robar y asesinar a todo aquel viajero, comerciante o mendigo que atravesando aquellos caminos de la vía de plata, solicita hospedaje. Durante la cena además de viandas, les ofrecían de beber un según decían era especiado, pero que en realidad contenía no sé qué brebaje o mejunje que los dormían o los mataban en otros casos durante la noche. Muertos los viajeros, les despojaban de sus ropajes, abalorios, joyas y enseres, los descuartizaban y echando sus miembros como comida a los cerdos se deshacían de ellos. Cuando terminó de relatarme tan cruentos sucesos, volvía a amenazar a la cocinera con la muerte si contaba a alguien de mi presencia allí, y de inmediato partí raudo hasta aquí para contárselo a vuestra merced  mi señor.”

Palacio del Conde de la Oliva en Almendralejo, Badajoz.(F. Lvargas)

Unos cuentan que tras escuchar tan estremecedor y sangriento relato, mandó correo urgente a la Santa Hermandad (el primer cuerpo policial de Europa creado en el año 1476 por los Reyes Católicos) que entre sus funciones estaba perseguir a los malhechores y criminales averiguaran los hechos e impartieran justicia.

Y así lo hicieron, varios de sus oficiales se caracterizaron de pastores trashumantes, y ocultando sus armas entre los ropajes y enseres, pedirían cobijo en el castillo de Grimaldo. Mientras tantos otros oficiales aguardarían ocultos cerca del castillo una señal pactada. Los falsos pastores ya dentro del castillo, comieron y bebieron, o eso parecían hacer, porque en realidad el vino que les servían, mientras uno distraía a los sirvientes, el otro lo vertía hábilmente en un recipiente camuflado en hatillo de pieles ovinas que llevaba consigo. Siguiendo con el ardid trazado pidieron retirarse a descansar al encontrase un poco mareados y cansados, quizás por el viaje, como dijeron.

Miembros de la Santa Hermandad (F.I.)

Cuando estuvieron solos en la habitación, abrieron la venta, encendieron una vela para avisar a sus compañeros, sacaron las armas ocultas de sus ropajes y se prepararon para lo peor. Tumbados sobre el jergón, se hicieron pasar por cadáver y no tardaron mucho en llegar los sirvientes con cuchillos y hachas en manos para continuar con sus crímenes. Pero he aquí, que al grito estremecedor en el silencio de la noche de “A mí la Santa Hermandad” se abalanzaron armas en manos, sobre los desprevenidos y confiados sirvientes, que huyeron despavoridos, siendo apresados por los demás oficiales de la Santa Hermandad que les aguardaban.

Como escarmiento a tan atroces y sangrientos crímenes, la Santa Hermandad les cortó las cabezas y las colocó en las almenas del castillo como ejemplo de la justicia de su señor.

Otra leyenda cuenta que fue el propio don Rodrigo de Calderón, Conde de la Oliva, quien puesto en conocimiento de los robos y asesinatos, mando degollar personalmente a sus sirvientes colocando sus cabezas en lo alto de sus almenas para escarmiento de maleantes.

La adoración de los Reyes Magos por Rubens, perteneció a Rodrigo Cálderón

Quizás este suceso fuera premonitorio para el trágico final que le esperaba a don Rodrigo de Calderón. Porque aunque fue fundamental en la política de paz de Felipe III, su ascenso desorbitado molestó a muchos personajes de la corte, que vieron en él un enemigo temible, en un tiempo en que las intrigas y la corrupción eran frecuentes en la corte, el representaba la corrupción en sí misma.

Por eso en 1618 Felipe III ordenó su detención, y su encarcelamiento entre otros, en el Castillo de Montánchez, donde fue torturado con agua, garrote y cordeles como era costumbre.

 Se le acusó de doscientos cuarenta y cuatro cargos, entre ellos el de participación de varios asesinatos, apropiación indebida, tráfico de influencia, cohecho, brujería, y otras actividades ilícitas. Se le desposeyó de todos sus títulos, sus propiedades y bienes fueron confiscados, entre ellos su formidable y extensa colección de pintura flamenca e italiana que pasó a formar parte de la colección de Felipe IV.

El 21 de octubre de 1621 don Rodrigo de Calderón, era degollado por delante (a los traidores se les ejecutaba por detrás) ante los allí presente, en cadalso habilitado para la ocasión en la Plaza Mayor de Madrid.

Sepulcro de Rodrigo Calderón, convento de PortaCoeli, (F. Tochoa)

Su cuerpo descansa en la actualidad olvidado en un arca en un armario, de la sala capitular del Convento, promovido bajo su mecenazgo, de Nuestra Señora de Portaceli de Valladolid, tan cerca pero tan lejos del lujoso sepulcro que se hizo construir. 

Triste final para uno de los personajes más relevante, pero a su vez más denostado y perores comprendidos de la historia española del siglo XVII.  

Gracias y hasta la próxima.


Escrito por: Jesús Sierra Bolaños

Fuentes Consultadas:
-“Rodrigo Calderón: la sombra del valido” Santiago 
  Martínez Hernández.
-“Castillos, torres y casas fuertes de la provincia de 
   Cáceres.” Publio Hurtado.
-“El político” José Ruiz Martínez “Azorín”
-“El marqués de Leganés y las artes.” José J. Pérez 
   Preciado
 -“Castillos de Extremadura.” Gervasio Velo y Nieto
-“Leyendas extremeñas” José Sendín Blázquez,
-“Las claves secretas de Rodrigo Calderón” Érika López 
   Gómez
-“El proceso de don Rodrigo Calderón” F. Ruiz Martin
-“Ascenso y caída de Rodrigo Calderón” Antonio Feros
-“Bienes artísticos de don Rodrigo Calderón.” J.J. Martin 
  González.
-“Nacimiento, vida, prisión, y muerte de don Rodrigo 
   Calderón.” Gerónimo Gascón de Torquemada.

11 comentarios:

  1. Interesantísimo como siempre. Gracias por compartirlo Jesús.

    ResponderEliminar
  2. Soy de Grimaldo y la leyenda es tal y como la cuentas,los huesos aparecieron en la calle que hay entre el castillo y la iglesia.En el pueblo siempre se ha contado que fue Don Rodrigo quien ordenó matarlos y colgar las cabezas.

    ResponderEliminar
  3. Muy interesante como siempre! Yo soy de Montánchez y siempre he oído lo de que Rodrigo Calderón estuvo preso en el castillo, pero no conocía su relación con Grimaldo ni está historia.

    De cuando estuvo preso en Montánchez también hay leyendas, como que una noche un trovador se puso a cantar a los pies de la torre para avisarle de lo que preparaban contra él y los guardias no pudieron atraparlo:

    [...]
    ¡Arriba! y abrid los ojos
    Que no es tiempo de dormir...
    Despertaos, don Rodrigo,
    ¡Que os quieren hacer morir!

    Todos los que hemos sido niños en ese castillo conocemos perfectamente cuál es "la torre de la cárcel" donde probablemente estuvo preso.

    Una última cosa... Alguna vez he escuchado que el castillo de Grimaldo había pertenecido a la familia Grimaldi de Mónaco, hay algún parentesco o es simple coincidencia?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Jose Luis por tu aporte, tomaré nota para próximas leyendas, donde Montanchez está entre ellas.
      A tu pregunta, decirte que no me consta que el Castillo perteneciera a la familia real monagesca,
      Mas, según el diccionario heráldico de Endika y Garikoitz de Mogrobejo, los Grimaldi o Grimaldo, provienen de una misma noble familia de la ciudad de Génova (Italia), se dicen que son descendientes de Grimald, hijo de Pipino, Rey de Austrasia, quien les dio la Señoría de Mónaco en el 713.
      De la casa de Génova tenemos a Francisco de Grimaldo, natural de Génova, embajador en la corte de Inglaterra, que contrajo matrimonio con Francisca de Cáceres (hija de Bartolomé de Cáceres y de Catalina de Salamanca, Señores de Segovia). Su hijo fue Juan de Grimaldo y Cáceres, natural de Génova, que ingresó en la Orden de Santiago en 1539.
      De los primeros descendientes que llegaron a España hallamos a Bernardo Gutiérrez Grimaldo, que tuvo a: Nicolás Bermúdez Grimaldo, Obispo de Plasencia, y a Gonzalo Bermúdez Grimaldo, Señor en 1440 del Castillo de Grimaldo.
      Espero haberte ayudado.

      Eliminar
  4. los orígenes de don Rodrigo eran todo menos humildes ya que como bien dice su padre, don francisco calderón de aranda, era uno de los imprtantes capitanes de los tercios españoles del duque de alba ,y su madre, doña maria de aranda y sandelin, era hija de Arnaldo de sandelin ,noble flamenco de gran alcurnia fiel a los hasburgo y gobernador de la ciudad de la haya.

    la historia de Calderon se narra en el libro "Del sitial al cadalso .cronica de un crimen de estado en de Felipe IV" de Manuel Vargas-Zúñiga . editorial belacqua.

    ResponderEliminar
  5. Libro" DEL SITIAL AL CADALSO. Crónica de un crimen de Estado en la España de Felipe IV" de Manuel Vargas-Zúñiga y de La Calzada. Editorial Belacqva, .2003

    ResponderEliminar
  6. Manuel Vargas-Zúñiga y de la Calzada ,autor del libro" Del sitial al Cadalso", es descendiente directo de Don Rodrigo de Calderón, ya que es Hijo de Felipe Vargas-Zúñiga y Montero de Espinosa Golfín y Chaves, XIII Conde de Oliva de Plasencia y Señor de Grimaldo , las Corchuelas y del Castillo de Monfragüe

    ResponderEliminar
  7. Como curiosidad , la momia de Don Rodrigo se conserva incorrupta en el convento de porta coeli de valladolid

    ResponderEliminar
  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Perdona David ruano sanchez, pero por error borré tu comentario, el cual era "Muy interesante, Jesús.
      Por avatares de la vida, nací en Grimaldo y ahora, que termino de jubilarme, me dedico a leer todo lo que sobre historia de Extremadura cae en mis manos. ¿Dónde podría adquirir la obra del ex-seminarista de Coria, Don Gervasio Velo y Nieto, "Castillos de Extgremadura", que citas en tus fuentes?. Espero tu ayuda. Graccias"
      Perdona de nuevo el despite y el retraso, el libro creo que está descatalogado y quizás de segunda mano en la web lo pudieses adquririr, no obstante en bibliotecas lo puedes echar un ojo bien en sala o en prestamo. Saludos y gracias por leerme

      Eliminar