sábado, 7 de marzo de 2015

El tesoro culinario robado del Conventual de San benito de Alcántara

Conventual de San Benito de Alcántara (F.I.)

En el año 1808 durante la Guerra de Independencia Española, las tropas francesas de Napoleón al mando de las cuales se hallaba el general Junot, ocuparon y saquearon el Conventual de Alcántara (Cáceres). Convertido en cuartel para las tropas, los monjes benedictinos que lo habitaban fueron expulsados, sus cuadros, imágenes, retablos y ornamentos litúrgicos expoliados y su biblioteca junto con su extensa colección de libros y archivos destruidos.

Pero hagamos primero un poquito de historia europea.

Para comprender la guerra de Independencia Española (1808-1814), tenemos que tener en consideración el sueño imperialista de Napoleón Bonaparte, que pretendía acabar con las decadentes monarquías absolutas que aun dominaban en Europa y crear un nuevo Imperio, donde Francia sería su epicentro y el su emperador, frenando así además el dominio que ejercía Gran Bretaña en Europa y en los mares.


           Manuel Godoy por Bayeu  Napoleón por Jacques-Louis David

En año 1807, en una España cada vez más influenciada por la política francesa, Manuel Godoy primer ministro de Carlos IV y Napoleón firman el Tratado de Fontainebleau, mediante el cual se autorizaba al ejército francés a travesar España para guerrear contra Portugal, excusa que utilizó Napoleón, aprovechándose de las luchas internas que mantenían por la corona española el rey Carlos IV y su hijo el príncipe Fernando, y por lo tanto de la división del país, para de forma encubierta ir ocupando militarmente el reino español.

Con el motín de Aranjuez de 1808, donde el pueblo se levanta contra las políticas llevadas a cabo por Manuel Godoy, el monarca Carlos IV es obligado a abdicar a favor de su hijo el nuevo rey Fernando VII.

     Carlos IV por F. Goya                 Fernando VII por V. López

El 23 de marzo, el nuevo rey Fernando VII entra en Madrid donde ya se hallaban a las afueras de la villa las tropas francesas del mariscal Joaquín Murat (cuñado de Napoleón), al cual el nuevo rey autoriza a entra en la capital. Una vez las tropas francesas se establecen en Madrid, Murat siguiendo los planes de Napoleón, no reconoce la autoridad de Fernando VII como legitimo rey, y ordena trasladar en el mes de abril a toda la familia real a Bayona donde son retenidos y obligados a abdicar, coronando Napoleón como nuevo rey, para humillación del pueblo español, a su hermano José Bonaparte. El 2 de mayo de 1808 los madrileños se amotinan y se levanta en armas contra el ejército invasor francés, había comenzado la guerra de Independencia Española.

Defensa del Parque de Artillería de Monteleónpor Joaquín Sorolla

Volvamos a la villa de Alcántara, próxima a la frontera portuguesa, era desde el siglo XIII la sede de la Orden Militar de Alcántara, cuyos orígenes se remontan a la antigua Orden San Julián del Pereiro, fundada en Portugal en 1176. Alojabanse sus freyres, mitad monjes, mitad soldados, en aquellos tiempos en el castillo y en la villa, hasta que el año 1468, la Orden acuerda la construcción de un convento para albergar en comunidad a diecinueve freyres, que según los estatutos, debían convivir bajo la regla cisterciense. Por diversos motivos, la construcción no llegó a iniciarse hasta 1499, cambiándose la ubicación en 1504 e irrumpiéndose de nuevo en el año 1574. En la edificación del conventual participaron en distintas etapas los reconocidos maestros mayores Pedro Larrea y Pedro de Ibarra.

     Blasón de la Orden de Pereiro         Blasón de la Orden Alcántara

Tras largos siglos de historia de reconocido prestigio en batallas y guerras, con el auge de las peregrinaciones, los monasterios y entre ellos el Conventual de San Benito van a ir destacando en otra faceta menos religiosa, que con el paso de los años irán enriqueciendo y aumentando, en la culinaria. Conocedores y conservadores de la historia y del acervo popular a través de sus libros y manuscritos, van a utilizar aquellos métodos agrícolas, conocimientos de plantas medicinales y buenas artes, para valiéndose del entorno natural en el que se hallaban ubicados aprovecharlo para elaborar suculentos y sabrosos platos, que plasmaron en sus famosos recetarios monacales.

 Little Book of Eternal Wisdom por Heinrich Suso

En la Guerra de Independencia Española, los franceses durante sus años de ocupación además de cometer las atrocidades propias de una guerra, también se dedicaron a destruir, saquear, robar y expoliar por todo el territorio español. Pero aquella avaricia artística de Napoleón que ejecutaron sus oficiales en los pueblos ocupados, se recrudeció en España, pues a su entender pensaba que el pueblo español era analfabeto e inculto y que las obras que albergaban no eran lo suficientemente valoradas y por ello se dispuso a despojarnos de ellas y llevárselas a Francia. Pero no solo el patrimonio artístico, como obras de artes, cuadros o esculturas, sino también el histórico, profanando y saqueando tumbas de grandes personajes históricos, como la de Rodrigo Díaz de Vivar “El Cid” que descansaba en el Monasterio de San Pedro de Cardeña (Burgos) o la de Gonzalo Fernández de Córdoba “El Gran Capitán”  en el Monasterio de San Jerónimo de Granada, entre otros.

Y el Conventual de San Benito de Alcántara no iba a ser una excepción a aquella rapiña. En año 1807, recién comenzada la campaña contra Portugal, el llamado Cuerpo de Observación de la Gironda del ejército francés al mando del general en jefe Junot, compuesto por 24.978 soldados, 1.771 caballos y 38 piezas de artillería, llega a la villa de Alcántara, en donde saqueando y arrasándolo todo se abastece de víveres, plomo y pólvora, los monjes del conventual son expulsados y el convento es convertido en cuartel general para las tropas.

Los fusilamientos del 3 de mayo por Francisco Goya

Cuadros, imágenes y retablos que adornaban el convento, junto a los ornamentos litúrgicos fueron expoliados, e incluso el órgano fue robado. Su biblioteca, en donde se conservaban entre libros y manuscritos, los antiquísimos los archivos de la sede administrativa y religiosa de la Orden Militar de Alcántara fueron destruidos. La mayoría  de aquellos manuscritos se utilizaron en la fabricación de cartuchos para la fusilería de los que andaban escasos, otros para avivar el fuego, y algún otro para menesteres más mundanos. Así lo describe irónicamente el general francés Thiébault: “Fueron reunidos apresuradamente el plomo necesario y toda la pólvora existente en el país. Faltaba papel y nos lo facilitaron los archivos de los Caballeros de Alcántara. Se construyeron cartuchos moche y día y se pudieron dar 20 por hombre…” Funesto final para tantos años de cultura e historia.

General_Jean Andoche Junot

Pocos fueron los libros rescatados, pero sabemos que al menos uno de ellos fue indultado. No se sabe si fue un soldado francés o el propio Junot quien lo hallo, pero aquel libro que tanto atrajo su atención, no era otro si no el recetario de cocina del convento, un recetario en donde a lo largo de los siglos, generaciones de freyres alcantarinos habían ido recopilando de la tradición culinaria de la comarca y de su saber.

El general Junot, que fue nombrado poco después Duque de Abrantes por Napoleón por su rápida toma de Lisboa (no confundir este título nobiliario con el español creado por el rey Felipe IV y que está emparentado con la nobleza cacereña), envió aquel extraordinario recetario a Francia, como regalo para su esposa Laura Permon, duquesa de Abrantes. Laura quedó tan impresionada con el recetario, por aquellas formas ingeniosas que tenían los monjes de preparar suculentos guisos de perdices, faisanes, de aderezar el bacalao, el pastel de hígado de pato o el empleo de las trufas, tanto que se dispuso a divulgar el recetario por las mejores cocinas de Paris e incluso las insertó en sus memorias, esos si obviando sus orígenes.

Laura Permon, Duquesa de Abrantes

Entre las recetas robadas del convento alcantarino, que según parece, fueron la base de la cocina burguesa francesa del XIX, destaca la “Perdiz o el Faisán al modo Alcántara”, que lleva además del ave elegida, hígados de pato, trufas, manteca de cerdo y vino de Oporto; el “Bacalao al estilo Alcántara” con ingredientes como la leche, los huevos o las almendras; y también otras recetas que fueron afrancesadas en nombre, como el “consommé” o “consumado” como se denominaba en español, un concentrado de carne con algunas verduras y especias, el caldo más sabroso de la cocina.

No sabemos cuántos platos del recetario francés tienen sus orígenes en el expoliado Monasterio de Alcántara, pero según dijo el maestro de la cocina tradicional francesa Auguste Escoffier (1846-1935), “fue el mejor trofeo, la única cosa ventajosa que logró Francia de aquella guerra.”

Gracias y hasta la próxima.


Escrito por: Jesús Sierra Bolaños

Bibliografía Consultada:
-“Historia general de España.”  Real Academia de la 
   Historia
-“Monumentos artísticos de Extremadura”.
-“Guía del buen comer español”. Dionisio Pérez
-“La cocina de los conventos” Sofía Fernández y Víctor 
   Alperi.
-“Napoleón y la locura española” Francois Malye