Conventual de San Benito de Alcántara (F.I.) |
En el año 1808 durante la Guerra
de Independencia Española, las tropas francesas de Napoleón al mando de las
cuales se hallaba el general Junot, ocuparon y saquearon el Conventual de Alcántara
(Cáceres). Convertido en cuartel para las tropas, los monjes benedictinos que
lo habitaban fueron expulsados, sus cuadros, imágenes, retablos y ornamentos litúrgicos
expoliados y su biblioteca junto con su extensa colección de libros y archivos
destruidos.
Pero hagamos primero un poquito
de historia europea.
Para comprender la guerra de
Independencia Española (1808-1814), tenemos que tener en consideración el sueño
imperialista de Napoleón Bonaparte, que pretendía acabar con las decadentes
monarquías absolutas que aun dominaban en Europa y crear un nuevo Imperio,
donde Francia sería su epicentro y el su emperador, frenando así además el
dominio que ejercía Gran Bretaña en Europa y en los mares.
Manuel Godoy por Bayeu Napoleón por Jacques-Louis David |
En año 1807, en una España cada
vez más influenciada por la política francesa, Manuel Godoy primer ministro de
Carlos IV y Napoleón firman el Tratado de Fontainebleau, mediante el cual se autorizaba
al ejército francés a travesar España para guerrear contra Portugal, excusa que
utilizó Napoleón, aprovechándose de las luchas internas que mantenían por la
corona española el rey Carlos IV y su hijo el príncipe Fernando, y por lo tanto
de la división del país, para de forma encubierta ir ocupando militarmente el reino
español.
Con el motín de Aranjuez de 1808,
donde el pueblo se levanta contra las políticas llevadas a cabo por Manuel Godoy,
el monarca Carlos IV es obligado a abdicar a favor de su hijo el nuevo rey
Fernando VII.
El 23 de marzo, el nuevo rey
Fernando VII entra en Madrid donde ya se hallaban a las afueras de la villa las
tropas francesas del mariscal Joaquín Murat (cuñado de Napoleón), al cual el nuevo
rey autoriza a entra en la capital. Una vez las tropas francesas se establecen
en Madrid, Murat siguiendo los planes de Napoleón, no reconoce la autoridad de
Fernando VII como legitimo rey, y ordena trasladar en el mes de abril a toda la
familia real a Bayona donde son retenidos y obligados a abdicar, coronando Napoleón
como nuevo rey, para humillación del pueblo español, a su hermano José
Bonaparte. El 2 de mayo de 1808 los madrileños se amotinan y se levanta en
armas contra el ejército invasor francés, había comenzado la guerra de
Independencia Española.
Defensa del Parque de Artillería de Monteleón, por Joaquín Sorolla |
Volvamos a la villa de Alcántara,
próxima a la frontera portuguesa, era desde el siglo XIII la sede de la Orden
Militar de Alcántara, cuyos orígenes se remontan a la antigua Orden San Julián
del Pereiro, fundada en Portugal en 1176. Alojabanse sus freyres, mitad monjes,
mitad soldados, en aquellos tiempos en el castillo y en la villa, hasta que el
año 1468, la Orden acuerda la construcción de un convento para albergar en comunidad
a diecinueve freyres, que según los estatutos, debían convivir bajo la regla
cisterciense. Por diversos motivos, la construcción no llegó a iniciarse hasta
1499, cambiándose la ubicación en 1504 e irrumpiéndose de nuevo en el año 1574.
En la edificación del conventual participaron en distintas etapas los
reconocidos maestros mayores Pedro Larrea y Pedro de Ibarra.
Tras largos siglos de historia de
reconocido prestigio en batallas y guerras, con el auge de las peregrinaciones,
los monasterios y entre ellos el Conventual de San Benito van a ir destacando
en otra faceta menos religiosa, que con el paso de los años irán enriqueciendo
y aumentando, en la culinaria. Conocedores y conservadores de la historia y del
acervo popular a través de sus libros y manuscritos, van a utilizar aquellos
métodos agrícolas, conocimientos de plantas medicinales y buenas artes, para
valiéndose del entorno natural en el que se hallaban ubicados aprovecharlo para
elaborar suculentos y sabrosos platos, que plasmaron en sus famosos recetarios
monacales.
Little Book of Eternal Wisdom por Heinrich Suso |
En la Guerra de Independencia
Española, los franceses durante sus años de ocupación además de cometer las
atrocidades propias de una guerra, también se dedicaron a destruir, saquear,
robar y expoliar por todo el territorio español. Pero aquella avaricia
artística de Napoleón que ejecutaron sus oficiales en los pueblos ocupados, se
recrudeció en España, pues a su entender pensaba que el pueblo español era
analfabeto e inculto y que las obras que albergaban no eran lo suficientemente
valoradas y por ello se dispuso a despojarnos de ellas y llevárselas a Francia.
Pero no solo el patrimonio artístico, como obras de artes, cuadros o
esculturas, sino también el histórico, profanando y saqueando tumbas de grandes
personajes históricos, como la de Rodrigo Díaz de Vivar “El Cid” que descansaba
en el Monasterio de San Pedro de Cardeña (Burgos) o la de Gonzalo Fernández de Córdoba
“El Gran Capitán” en el Monasterio de
San Jerónimo de Granada, entre otros.
Y el Conventual de San Benito de Alcántara
no iba a ser una excepción a aquella rapiña. En año 1807, recién comenzada la
campaña contra Portugal, el llamado Cuerpo de Observación de la Gironda del ejército
francés al mando del general en jefe Junot, compuesto por 24.978 soldados, 1.771
caballos y 38 piezas de artillería, llega a la villa de Alcántara, en donde saqueando
y arrasándolo todo se abastece de víveres, plomo y pólvora, los monjes del
conventual son expulsados y el convento es convertido en cuartel general para
las tropas.
Los fusilamientos del 3 de mayo por Francisco Goya |
Cuadros, imágenes y retablos que adornaban
el convento, junto a los ornamentos litúrgicos fueron expoliados, e incluso el órgano
fue robado. Su biblioteca, en donde se conservaban entre libros y manuscritos,
los antiquísimos los archivos de la sede administrativa y religiosa de la Orden
Militar de Alcántara fueron destruidos. La mayoría de aquellos manuscritos se utilizaron en la fabricación
de cartuchos para la fusilería de los que andaban escasos, otros para avivar el
fuego, y algún otro para menesteres más mundanos. Así lo describe irónicamente
el general francés Thiébault: “Fueron reunidos apresuradamente el plomo
necesario y toda la pólvora existente en el país. Faltaba papel y nos lo
facilitaron los archivos de los Caballeros de Alcántara. Se construyeron
cartuchos moche y día y se pudieron dar 20 por hombre…” Funesto final para
tantos años de cultura e historia.
General_Jean Andoche Junot |
Pocos fueron los libros rescatados,
pero sabemos que al menos uno de ellos fue indultado. No se sabe si fue un
soldado francés o el propio Junot quien lo hallo, pero aquel libro que tanto
atrajo su atención, no era otro si no el recetario de cocina del convento, un
recetario en donde a lo largo de los siglos, generaciones de freyres
alcantarinos habían ido recopilando de la tradición culinaria de la comarca y
de su saber.
El general Junot, que fue
nombrado poco después Duque de Abrantes por Napoleón por su rápida toma de
Lisboa (no confundir este título nobiliario con el español creado por el rey
Felipe IV y que está emparentado con la nobleza cacereña), envió aquel
extraordinario recetario a Francia, como regalo para su esposa Laura Permon,
duquesa de Abrantes. Laura quedó tan impresionada con el recetario, por aquellas
formas ingeniosas que tenían los monjes de preparar suculentos guisos de
perdices, faisanes, de aderezar el bacalao, el pastel de hígado de pato o el
empleo de las trufas, tanto que se dispuso a divulgar el recetario por las
mejores cocinas de Paris e incluso las insertó en sus memorias, esos si
obviando sus orígenes.
Laura Permon, Duquesa de Abrantes |
Entre las recetas robadas del
convento alcantarino, que según parece, fueron la base de la cocina burguesa
francesa del XIX, destaca la “Perdiz o el Faisán al modo Alcántara”, que lleva además
del ave elegida, hígados de pato, trufas, manteca de cerdo y vino de Oporto; el
“Bacalao al estilo Alcántara” con ingredientes como la leche, los huevos o las
almendras; y también otras recetas que fueron afrancesadas en nombre, como el “consommé”
o “consumado” como se denominaba en español, un concentrado de carne con algunas
verduras y especias, el caldo más sabroso de la cocina.
No sabemos cuántos platos del recetario
francés tienen sus orígenes en el expoliado Monasterio de Alcántara, pero según
dijo el maestro de la cocina tradicional francesa Auguste Escoffier
(1846-1935), “fue el mejor trofeo, la única cosa ventajosa que logró Francia de
aquella guerra.”
Gracias y hasta la próxima.
Escrito por: Jesús Sierra Bolaños
Bibliografía Consultada:
-“Historia general de España.” Real Academia de la
Historia
-“Monumentos artísticos de Extremadura”.
-“Guía del buen comer español”. Dionisio Pérez
-“La cocina de los conventos” Sofía Fernández y Víctor
Alperi.
-“Napoleón y la locura española” Francois Malye
Me ha parecido muy interesante! Me encanta la historia!
ResponderEliminarAunque no está fehacientemente documentado, hay indicios que indican que la popular y sencilla tortilla francesa proceda del mismo lugar. Muy interesante entrada.
ResponderEliminarMuy interesante. Gracias.
ResponderEliminarGracias por recordar nuestra historia
ResponderEliminarIgualmente el pato a la naranja entre otros que pasan los franceses como propios. La esgrima es española a excepción del florete que si es francés
ResponderEliminarMuy buen artículo.
ResponderEliminarPopularmente también se cree que mejoraron su Roquefort en base al conocimiento qué consiguieron del Cabrales asturiano...
Probablemente sea un bulo, pues hay referencias de él previas a Carlomagno