sábado, 26 de mayo de 2012

Hisoria del Palacio de Hernando de Ovando y Mencía de Ulloa

             Esta historia relata dos sucesos acaecidos en el Palacio de Hernando de Ovando, levantado en 1519 (S. XVI) de estilo renacentista, que está situado en plaza de Santa María de Cáceres.

Palacio de Hernando de Ovando, Cáceres (Foto por Jesús Sierra)

 
 
En ambos sucesos los protagonistas son los mismos, pero las fechas y las circunstancias cambian; el primero tiene lugar en el año 1665 y el segundo un año después, en 1666.
Corre el año 1665, Don Cristóbal José de Ovando y Ulloa, espera nervioso el nacimiento de su hijo, su amada esposa Juana María de Ulloa, intenta dar a luz en sus aposentos, pero durante el parto tales son las dificultades del alumbramiento que se presentía su muerte como un hecho cierto. Según la partera faltan las sensaciones naturales del parto y los dolores que le infligen son acérrimos, siendo estos síntomas a juicio de los médicos y parteras, ejecutivamente funesto y con desenlace de muerte. Doña Juana, esperando el peor de los sucesos, no cesaba de llamar a gritos a fray Juan de San Diego, venerable franciscano cuya fama y virtud corrían de boca en boca por la ciudad. Ante tal insistencia y en última esperanza, se mandó buscar a Fray Juan de San Diego y traerlo al palacio.
Raudo llegó el fraile al lugar del parto, y al dar vista a la moribunda señora que entre dolores se hallaba en la cama, el fraile puso su mano en su frente y haciéndole la señal de la cruz rezó una oración e instantáneamente doña Juana dio a luz con prodigiosa facilidad a un hermoso niño. Era 13 de septiembre de 1665 y por obra y gracia del Señor había venido al mundo don Joaquín José de Ovando y Ulloa, que sería bautizado en la iglesia de San Mateo el 22 de septiembre.
Sin embargo, no acabó aquí la relación milagrosa del franciscano con esta familia.
Don Cristóbal y doña Juana criaban aquel divino regalo, con los cuidados que pedía el mayorazgo de tan ilustre casa. Contaba quince meses el niño, Joaquín José, cuando traveseando, y a descuidos del ama que le criaba, cayó de un alto corredor al patio claustrado de la casa, quedando, a juicio de cuantos miraron la desgracia, enteramente el niño, difunto. Nuevamente la turbación, las lágrimas y los suspiros volvieron a enturbiar el ánimo de los afligidos padres. Los médicos a quienes estos llamaron aplicaron algunos remedios, mas por cumplir con el deber profesional que por abrigar algunas esperanzas de salvación. Remedios de todos modos vano, porque los facultativos declararon a continuación el fallecimiento del pequeño.

Patio interior del Palacio de Ovando, Cáceres
 
            Otra vez la beata madre recurrió a fray Juan de San diego, que fue llamado. Entró éste en el palacio de la plaza de Santa María y, tras confortar a los dueños de la casa, se retiró a un aposento de las misma, donde postrado en tierra hizo oración fervorosa, concluida la cual, se fue a la presencia del difunto niño y, poniéndole sobre la cabeza la mano, le llamó por su nombre; y a la vista de un grave concurso, se levantó el infante tan robustamente sano como si despertara de un apacible sueño. ¡Milagro! Dios sabría…
El niño don Joaquín José de Ovando y Ulloa, fue 5º Señor de Zamarrillas y poseedor de los mayorazgos del Doctor Nicolás de Ovando y de Francisco de Ovando el Rico, así como Caballero de Calatrava en 1671, Regidor perpetuo de Cáceres y Alcalde de la Hermandad por su estado noble en 1702 y 1703.
Casó el 10 de junio de 1681, con doña Leonor María de Vera Zúñiga y Fajardo, natural de Mérida, que fue ejemplarísima y en particular, caritativa con los pobres enfermos, que visitaba y consolaba en hospitales y casas, ayudando a curarlos.
Tuvo con doña Leonor María de Vera Zúñiga y Fajardo cinco hijos, cuatro varones y una mujer, de los cuales tres murieron a temprana edad.
Don Joaquín José de Ovando y Ulloa falleció en Cáceres y fue enterrado en San Mateo, en su capilla de San Benito, el 7 de noviembre de 1709, día en que se abrió su testamento cerrado.
Doña Leonor moriría en Cáceres el 11 de julio de 1717.
 
Más leyendas son y así te las he contado, gracias y hasta la próxima.
 
            Autor: Jesús Sierra Bolaños
           Bibliografía:
           -“Biografía de fray Juan de San Diego”, recogida por fray Francisco de Soto y Marne.
           -“La casa de Ovando” José M. de Mayoralgo y Lodo, Conde de los Acevedos.