sábado, 31 de enero de 2015

El cuadro de la Virgen de la Paz.

Si paseamos por los soportales de la plaza mayor de Cáceres, en una de sus esquinas, en el conocido como el Portal del Llano, nos encontramos con el cuadro de una Virgen con un niño Jesús en sus brazos, a la que un pequeño ángel le hace entrega de una corona, es la “Virgen de la Paz”. Y aunque este cuadro es una copia actual de un óleo realizado en 1865 por el pintor pacense Rafael Lucenqui, la “Virgen de la Paz” lleva custodiando aquel rinconcito desde el siglo XVIII.

Virgen de la Paz, (Cáceres)

Pero este cuadro es también conocido en el acervo popular como “La Virgen del buen parto”, conozcamos su historia:

La Plaza Mayor de Cáceres, desde su creación ha concentrado la vida social, festiva y comercial de la villa. Y con la edificación de la fachada oeste ya en el siglo XVI, en sus soportales se van a ir ubicando para desarrollar su actividad los distintos gremios de comerciantes y artesanos de la ciudad, así nos encontramos con el portal del pan, el portal de los plateros, el portal de los escribanos, el portal del pan o el que nos interesa, el portal del Llano.

Maqueta Plaza Mayor de Cáceres en s.XVII

Con el paso de los siglos, la villa, la sociedad y los distintos oficios van a ir evolucionando, y muchos de aquellos soportales dejarán de tener sus antiguos usos para dar paso a otros hábitos u oficios menos decorosos, y el portal del llano no iba a ser una excepción. Corría el año 1712, cuando según las crónicas, un beato de nombre Lázaro Laso, que recién se había asentado en Cáceres; no muy lejos de aquel portal; indignado y escandalizado al ver los actos descarados que se practicaban por el día y al caer la noche en aquella zona de los soportales, actos a su entender indecorosos que atentaban contra la moralidad de la época. Decide con el apoyo y la aquiescencia de la iglesia, solicitar autorización al ayuntamiento de la villa para colocar en aquel soportal un cuadro de su propiedad de la “Virgen de la Paz”, dando un carácter religioso a aquel lugar.

Y así se hizo, el cuadro fue colocado, y junto a él unos farolillos que alumbraban siempre la imagen de la Virgen. En seguida surtió efecto, y los malos hábitos desaparecieron de la ahora sacralizada esquina. Cada 24 enero, festividad de la Virgen de la Paz, se celebraba misa en aquel lugar, a la que acudía cada vez más gente. La devoción por la “Virgen de la Paz”, fue aumentando en la villa, creándose en 1720 una cofradía entorno a ella, la Hermandad de Nuestra Señora de la Paz y aprobadas sus ordenanzas por el obispo Velunza. Tanto creció su fervor, que en 1731 la cofradía solicito un lugar de culto, y para ello decidieron hacerse cargo de la derruida ermita renacentista del siglo XVI de San Benito, que transformaron en la actual ermita de La Paz, junto a la torre de Bujaco, donde se instalaron y colocaron una imagen exenta de la Virgen de la Paz, obra del escultor Pedro Correa.

Ermita de la Paz, Cáceres

Pero volvamos al cuadro, aquella devoción mariana de la villa por aquella imagen, se vio acentuada aún más, cuando se empezó a correr la voz por la ciudad, no sabemos el porqué, de que aquel cuadro de la Virgen ayudaba a las parturientas a llevar un buen parto y facilitar el feliz desenlace. Quizás el origen fuese alguna mujer embarazada fuera del matrimonio, que aterrorizada ante su inminente alumbramiento y atormentada por su pecado, rezó lejos de miradas acusadoras, a la virgen que tenía más a su alcance y que no era otra que la “Virgen de la Paz”, sea o no así, el milagro lo habría obrado y pronto aquel rumor de benefactora de los alumbramientos de aquella Virgen, atrajo cada vez a más parturientas. Mujeres embarazadas de toda clase o condición social acudían a rezarles aves María y depositar bajo su imagen velas y velones a la conocida desde entonces como la “Virgen del buen parto o del parto”, campesinas, damas, criadas, madres primerizas, madres que habían perdido algún hijo o futuras madres en general pasaban ante la imagen, a la que nunca le faltaban velas.

Portal del Llano, Cáceres

Con el paso de los años, la intemperie y el humo de las velas hace mella en el cuadro que con un gran desgaste, apenas es ya apreciable, por ello el ayuntamiento toma la decisión de reemplazarlo. Y en el año 1865 contrata los servicios de Rafael Lucenqui, que era hijo de un pintor de origen polaco apellidado Luschinski que se asentó en Badajoz, tras llegar al parecer con el ejército napoleónico. Rafael bajo las enseñanzas de su padre se inició en el arte de la pintura y la escultura. Pero años más tarde comienza una carrera militar, que abandona en 1848 con el grado de capitán, dedicándose desde entonces a ejercer como profesor de dibujo en el Instituto de Cáceres, retomando además su actividad artística, que solicita el ayuntamiento. De su trayectoria pictórica, la “Virgen de la Paz” es su obra más emblemática, y el precio que estipuló fue de 600 reales.

Reemplazado el cuadro en el año 1865, el original se pierde, pero esto no evita que la devoción por la ahora conocida como la “Virgen del Parto”, y su tradición de las embarazadas de ponerle velas continúe durante muchos años más en la villa.

Cuadro original de la Virgen de la Paz, de Lucenqui

En la actualidad el cuadro de la “Virgen de la Paz” de Lucenqui, tras 149 años en los soportales de la plaza, se ha ganado su retiro en el Museo Municipal y una réplica hecha por el pintor cacereño Luis Casero ocupa su lugar en el portal del llano como testimonio de 300 años de historia de la “Virgen de la Paz, del Buen Parto o de los Portales” en la ciudad de Cáceres.

Gracias y hasta la próxima historia.


Escrito por: Jesús Sierra Bolaños

Fuentes Consultadas:
-“Ayuntamiento y familia cacerenses.” Publio Hurtado   
-“Pintura extremeña del siglo XIX: los Lucenqui.” Francisco Javier Pizarro Gómez.
-“Patrimonio artístico del ayuntamiento de Cáceres.” M. Bazán de Huerta, C. Marchena García y M. Paredes Pérez. 
-“Cáceres, paseo por la eternidad.” Francisco Acedo.