En el actual Palacio de los Duques de Abrantes de Cáceres,
existe una capilla denominada la capilla del Lignum Crucis, en ella se adoraba hace
muchos siglos atrás el fragmento más grande de la cruz de Cristo. Pero, ¿de dónde
vino?
Nos tenemos que remontar al siglo XV, en el año 1.456 d.C., nace
en Plasencia (Cáceres) un niño a quienes
sus padres bautizan de nombre Bernardino López de Carvajal. A los 11 años,
Bernardino comienza a cursar los estudios de Teología, llegando a ser Maestro
en Sagrada Teología en la Universidad de Salamanca en 1480, un año más tarde a
la edad de veintiséis años es nombrado rector de la Universidad. A lo largo de
su vida eclesiástica, llegó a ser Camarero y hombre de confianza del Papa español Alejandro
VI (cuyo nombre de nacimiento era Rodrigo de Borja), Obispo de Astorga, de
Badajoz, Sigüenza, Ostia, Cartagena y Plasencia (Cáceres); 1493 es nombrado
Cardenal del Título de la Santa Cruz de Jerusalén; fue embajador de los Reyes Católicos
en Roma, y del Papa en Lombardía; Nuncio en España; y también estuvo a punto de
ser papa en dos ocasiones y antipapa una, en el Conciliábulo de Pisa en 1511,
que le valió su excomunión por parte de Julio II, aunque le fue levantada por
el papa León X.
Además de su agitada vida eclesiástica
y diplomática, ejerció como agente doble al servicio de Castilla y de la Santa
Sede. Debido a sus continuos conflictos con los Medici y los Orsini, en su
palacio de Roma llegó a tener a su servicio a más de trescientos soldados españoles.
Pero es cuando es elegido Cardenal del Título de la
Santa Cruz de Jerusalén, donde comienza nuestra historia. Bernardino de Carvajal realiza una reforma en la basílica de la
Santa Cruz de Jerusalén de Roma, que fue fundada por Santa Elena aprovechando
los restos del palacio de Séptimo Severo. Y es durante la realización de estas
obras cuando redescubre una reliquia que desde tiempos inmemorables se
custodiaba en esta basílica, pero que estaba casi olvidada, un trozo del Lignum Crucis, o sea un trozo del madero en donde
supuestamente los romanos crucificaron a Jesús.
Existía por aquel entonces en toda
Europa, un auge por levantar altares a mártires santos y establecer culto a reliquias
de todo tipo que generaban al lugar que las albergaba y a sus zonas colindantes
grandes beneficios económicos. Por ello, aprovechando su posición el cardenal
Bernardino envió a Isabel la Católica numerosas
reliquias de diferentes templos romanos entre ella, la que sustrajo de manera ilícita
de la basílica de la Santa Cruz, y que fue utilizada como propaganda de los
Reyes Católicos en su santa Cruzada contra el Islam.
Basílica de la Santa Cruz, Roma (Foto B. Moguntiner) |
Una vez terminada la conquista de
Granada extrajo un fragmento de la Santa Cruz que regaló a su sobrino el
Arcediano de Plasencia Francisco de Carvajal y Sande que la trajo a Cáceres.
Enterado de ello el Santo Padre le puso como
penitencia al cardenal Bernardino la obligación de fundar en la Villa de
Cáceres y sus alrededores siete ermitas o capillas cuya edificación y culto
debía costear. Y así lo hizo, siendo una de ellas la que mandó construir en el
siglo XVI en el jardín del palacio donde residía su sobrino Francisco de Carvajal,
y donde se guardaría y honraría la reliquia sustraída del Lignum Crucis, que
según decían era la más grande de toda la cristiandad,
medía medio palmo de alto, tres dedos de ancho y dos de grueso.
La reliquia era venerada por miles de peregrinos
llegados de todo el mundo cristiano, donde una vez ya aquí guardaban largas
colas para entrar y adorar la reliquia en la pequeña capilla. Además desde el
siglo XVII, se añadió otro Lignum Crucis, el que el Gran Maestre de Malta
regaló por sus hazañas a Álvaro de Sande, I Marqués de la Piovera, cuando al
mando de las tropas de Felipe II, derrotó a los turcos en el desembarco de
Malta.
Interior le la capilla del Lignum Crucis, Cáceres. (F.I.) |
La reliquia fue agregada por
testamento al mayorazgo de la familia por Juan de Carvajal en 1704, para que
así permaneciera siempre en la capilla de su casa y por lo tanto en la Villa de
Cáceres y así sucedió durante siglos hasta que a principios del siglo XX el
Marqués de Valdefuentes comunicó al ayuntamiento que todos los objetos del
palacio, incluidas ropas, bancos, lámparas, libros y demás enseres incluido el
Lignum Crucis se los había llevado a Madrid la Marquesa de Portago, perdiéndose
su rastro para siempre, solamente se conserva un relicario autentificado con
una pequeña astilla de la reliquia, que se expone una vez al año en una misa a un pequeño reducido de personalidades.
El Cardenal Bernardino de Carvajal
murió el 16 de diciembre de 1.523 y se encuentra enterrado en la basílica de la
Santa Cruz de Jerusalén en Roma.
En la actualidad el Palacio de los
Duques de Abrantes es una residencia universitaria femenina perteneciente a las
religiosas Hijas de Cristo Rey.
Más
leyendas son así te las he contado, gracias y hasta la próxima.
Escrito por: Jesús Sierra Bolaños
Bibliografía Consultada:
-“Noticias históricas de Cáceres”.
Benito Simón
Boxoyo.
-“Ayuntamiento
y familias cacerense”. Publio
Hurtado
-“Guía de Cáceres y su provincia”.
Miguel A. Ortí
Belmonte
Siempre me somprendes que grande eres amigo
ResponderEliminarJesus, una más y cada dia mejor,enhorabuena,jono teníamos ni idea de lo importante y grande que llegaron a ser Caceres y sus ilustres.Un beso y hasta la próxima.
ResponderEliminarVaya labor de investigación que haces cada semana! Enhorabuena!
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