Hoy viajamos a un
pueblo que en el siglo XVI contaba con 1.400 habitantes y era uno de los más
importantes al norte de Cáceres, Casas de Millán.
Vírgen de Tebas, Casas de Millán (Foto por José Martín) |
Pueblo con
reminiscencias romanas y visigodas, contaba en el siglo XVI con enormes riquezas,
dedicándose entre otros menesteres, a la elaboración de cordones de seda,
contando con un batán, una industria de máquinas de cardar e hilar lana y
molinos harineros.
Esa
riqueza se veía reflejada en el número de iglesia que edificaron: la parroquia
de San Nicolás, la de San Ramón, Santa Marina, San Sebastián, San Juan y el
santuario de Tebas. Y también en la contratación de los mejores escultores,
pintores e imagineros de la región para decorar dichas iglesias, como el
retablo parroquial o el Cristo del Sepulcro entre otros.
De
todas las iglesias debemos destacar la ermita de su patrona la Virgen de Tebas,
y esta es su historia.
Nos
situamos hacia finales del siglo XV y principios del XVI, en los campos de los alrededores
de Casas de Millán, los pastores se dedicaban a la crianza de cabras y ovejas.
Iglesia de San Nicolás de Bari, Casas de Millán, Cáceres. (F.I.) |
En los calurosos días de verano, mientras los animales pastaban a la sombra de las encinas, los pastores bajan a refrescarse y a beber a las transparentes aguas de la ribera.
En
su trayecto recogían furtivamente higos y frutas de los huertos de sus orillas.
Entre los pastores destacaba uno que era el más tímido y temeroso, quizás por
su extremada juventud, era todavía un zagal. En los días de tormentas, cuando
los relámpagos y truenos inundaban el lugar, el pastorcillo acurrucado tras una
manta bajo el chozo se le escuchaba rezar siempre un avemaría.
El
joven pastorcito malvivía alimentándose de los mendrugos de pan que el huraño y
mezquino dueño de las cabras y ovejas que cuidaba, le arrojaba y que debía
compartir con su perro. Aun así, el pastorcillo vivía feliz cuidando de sus
cabras y ovejas y a fe que esa alegría era trasmitida a todos los que rodeaba.
Vista panorámica de Casas de Millán, Cáceres (F.I.) |
Muchos días al atardecer al joven pastorcillo le solía visitar una hermosa señora con un niño en sus brazos, nadie los conocían ni sabían sus nombres, mas cuando hablaba con el pastorcillo, el se mostraba risueño y feliz, además la hermosa dama traía siempre para el pastorcillo frutas para alimentar su estomago.
En
esos momentos que pasaba el pastorcillo sentado hablando con la señora o
jugando con el niño, era el chico más feliz del mundo, solamente a la hora de
la despedida el pastorcillo sentía un profundo halo de tristeza, y le decía a
la hermosa dama.
“¿Ya te vas, señora, ya te vas?”
“Si, pero no te preocupes, que mañana nos volvemos
a ver.” –Le respondía dulcemente la señora.-
El
tiempo transcurrían y los días en que la hermosa dama y el niño no aparecían,
los pastores solía ver al joven pastorcillo melancólico, pero cuando hablaban
con él, este les contestaba:
“Triste estoy por no poder verlos
hoy, mas tan bien alegre por la ilusión que me hace verles mañana.”
Alrededores de Casas de Millán, Cáceres. (F.I.) |
Un día el pastorcito cayó enfermo, trataron los demás pastores de curarlo, leche caliente y paños fríos para la fiebre, mas la enfermedad no revertía, se acrecentaba. Extrañados estaban los pastores, ningún remedio que intentaban daba sus frutos.
Cayó
la noche, y en el chozo se encontraban todos los pastores alrededor del zagal,
cuando este abrió los ojos y dijo:
“¿Ya te vas, señora, ya te vas?”
Sorprendidos se
miraron los pastores, pues solo ellos estaban en el chozo, mas achacaron sus
palabras a un delirio febril.
Pero
su sorpresa fue mayor cuando escucharon una dulce voz de mujer que le respondía:
“Y
tu conmigo.”
Y tras escuchar estas
palabras y con una sonrisa en su cara el pastorcillo, murió.
Los pastores en ese
momento se arrodillaron y comenzaron a rezar, aquella mujer con el niño que
siempre se le aparecía al pastorcillo, no era otra si no la madre de Dios. Por
eso tiempo después, sobre los muros visigodos, erigieron una ermita y en su
altar mayor colocaron una imagen de la virgen, que mandaron tallar conforme a
la descripción del pastorcillo y los pastores que la vieron.
Desde entonces es
conocida como la Virgen de “te vas” o de Tebas.
Más leyendas son y así
te las he contados, gracias y hasta la próxima.
Quiero dedicar esta
leyenda a mi dos grandes amigos de Casas de Millán, Carlos Cordero y Jesus
Cordero, un abrazo hermanos.
Escrito
por: Jesús Sierra Bolaños
Fuentes
Consultadas: - “Leyendas extremeñas.”
José
Sendín Blázquez
-“Anónimo Popular.”
Que bonita y emotiva Chuchi,esta historia aunque corta, es interesante. Sigue así hijo a ver si alguien decide que son tan buenas como para que las pongas en un libro de recopilación.
ResponderEliminarEsta historia no se puede poner en un libro porque precisamente esta recopilada de un libro de historias cortas como el que usted propone a Chuchi. Firmado por D. José Sendin Blazquez, párroco de Casas de Millan.
EliminarOooh, qué bonita!! Deberían proponerte hacer un libro con todas, cada día te superas!!
ResponderEliminarMuy bien contado. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuy agradecido José María, y saludos.
EliminarEnhorabuena!!!y gracias por contar la leyenda de la virgen de mi pueblo...viva la virgen de Tebas.su romería,el tercer domingo de mayo
ResponderEliminarGracias a ti casito por leerme y dedicar unas palabras al blog.
EliminarPreciosa historia de mi virgen de Tebas
ResponderEliminarQue bonita historia
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