Hoy
viajamos a la cabecera del Valle del Jerte, lugar de nacimiento del rio que da
nombre al valle, allí cerca de la frontera con Ávila hallamos la Villa cacereña
de Tornavacas.
Escudo de Tornavacas. |
Frontera
histórica con Castilla, era un lugar habitual de paso para los rebaños trashumantes.
Fue en sus orígenes una venta en dicho camino llamada de la Culebra, que posteriormente
con el aumento de su población cambió su nombre por el de Villaflor de las
Cadenas. Pero el origen de su actual nombre,
Tornavacas, se remonta al siglo X, a los tiempos del rey Ramiro II de León,
apodado “El Grande”.
Estas
tierras que habían permanecido fronterizas desde mediados del siglo X hasta finales del XII, sin un dominio claro
de cristianos o musulmanes y sometidas a continuas razzias por ambos bandos,
eran ahora reclamadas por Ramiro II en su reconquista frente al sarraceno Abd
al-Rahmán III.
Ramiro II fue capaz de reunir a los
cristianos para defender y ampliar las fronteras de su reino. En una de esas incursiones
tuvo lugar la Batalla de la Vega del Escobar al frente de la cual estaba el
conde de castilla Fernán González según unos o el rey Ramiro II según otros,
sea cual fuere de los dos, lo que si se encontraron las huestes cristianas fue
con una fuerte oposición de las tropas sarracenas cordobesas acaudilladas por
Ahmad Ben Yala, que dieron al traste con los intentos cristianos de repoblar la
zona.
Vista de Tornavacas (Cáceres) por Frobles. |
Ante la superioridad musulmana en la batalla, replegáronse Ramiro II y su ejército a Villaflor de las Cadenas, donde temiendo por sus rebaños, acudieron en auxilio del monarca los ganaderos y pastores de la comarca, los cuales en audiencia real propusieron al rey una extravagante estrategia, que consistía en reunir el mayor numero de vacas posibles, y una vez caída la noche, atar teas encendidas en los cuernos de las vacas. Hecho esto los pastores debían espolear y guiar a las reses hacia el campamento enemigo, dando al mismo tiempo grandes gritos y haciendo mucho ruido, para hacer creer a los árabes que era el ataque de un gran ejército cristiano reunificado que avanzaba con decisión, brío y valentía.
La algarada fue tremenda, el miedo y la
confusión se extendió pronto por el campamento de los sorprendidos agarenos, que
sin apenas margen de respuesta ante tal poderoso ejército que creían ver aproximarse,
dada la gran multitud de puntos luminosos que iluminaban la noche, huyeron
despavoridos desperdigándose en todas las direcciones, y abandonado a los
durmientes a su suerte.
Al amanecer del día siguiente fue cuando los
cristianos entre el asombro y alegría comprobaron que su estratagema había
tenido éxito. El rey viendo como las vacas volvían por instinto a su lugar
habitual de pastoreo gritó con gran júbilo: “¡Tornan
las vacas! ¡Tornan vacas! ¡Tornan vacas!”- Dando así nombre a la actual villa
y su puerto.-
Pero no es la única leyenda que conserva este
pueblo cacereño, otra de sus leyendas tiene como protagonista al mismísimo
Emperador Carlos V, tras su abdicación a favor de su hijo Felipe II.
Carlos V por Tiziano. |
Es la noche del 11 de noviembre de 1556,
cuando en su camino de retiro voluntario a Yuste, la comitiva regia llega a la
Villa de Tornavacas.
Allí cerca del rio Jerte el monarca se
encuentra con unos lugareños que andaban pescando truchas con luces, de
inmediato el emperador manda parar la caravana, y ayudado por su séquito se
apea de su litera y se acerca hacia ellos. Curioso observa sus cañas y su forma
de pescar, las cañas que utilizaban estos aventajados pescadores eran de madera
de unos 2 metros de largo, sus líneas estaban elaboradas con crines de cola de
caballos al final de las cuales había unos señuelos hechos con plumas de gallos
sujetas con hilos a un anzuelo de paleta que imitaban a las moscas. Estas moscas
artificiales las echaban corriente abajo y las subían por el rio arrastrando la
pluma por encima del agua con una gran destreza, hasta que engañadas las
truchas pican y rápidamente son alzadas y recogidas.
Pescador con caña del s.XVI |
“Buena día de pesca
tuvieron vuestra mercedes. ¡Truchas, verdad!” –Les habló el monarca-
Los pescadores asombrados y temerosos no
saben cómo reaccionar ante tan distinguida presencia imperial, rápidamente
echan rodilla en tierra.
“Mi señor” –Responden al unísono.-
“En pie, en pie –dijo el monarca- y sigan pescando vuestras mercedes, sin preocuparse por mi presencia, por favor.”
“Ha sido un gran
día mi señor
–respondió uno de ellos bajando ligeramente la cabeza- y nos complacería que aceptara humildemente este presente.”
Y ofrecieronle una cesta llena de las truchas
recién pescadas.
“Con orgullo acepto vuestro ofrecimiento y esta misma noche formaran parte de los platos que con mas gustoso saborearé” -Y tras recoger uno de sus acompañante el
presente ofrecido, partieron hacia el pueblo pues entraba la noche y el frío
comenzaba a entumecer los huesos.-
Casa donde se alojó Carlos V en Tornavacas (Cáceres) |
La comitiva fue recibida a la entrada de la
villa por las autoridades pertinentes que respetuosamente ofrecieron y pusieron
a disposición del monarca la casa más lujosa de la villa para pernoctar, pero este
rechaza tal agradecimiento pues prefiere honrar con su presencia la casa que
Juan Méndez-Dávila, criado y fiel servidor de su majestad, tiene en Tornavacas.
Camino de la casa de Juan Méndez-Dávila, recorre
la comitiva la villa, pasan por la calle principal donde los vecinos habían encendido sus teas para alumbrar al monarca, el puente Cimero, y siguen
por la plaza mayor hasta llegar a la casa de su criado Juan, situada enfrente
de la posada, donde hoy en día una inscripción sobre el dintel de la puerta nos
recuerda que allí pernoctó el emperador Carlos V.
Esa noche a la hora de la cena, amenizada con
música y regada con cerveza, el rey degusto entre otros suculentos platos, las
truchas que los pescadores le habían obsequiado. Y quedó complacido.
Dintel de la Casa de Juan Medéz-Dávila en Tornavacas (Cáceres) |
Al día siguiente, a primera hora, su majestad se dirigió hacia la pequeña capilla que había en la casa, allí ante una imagen del siglo XIII de una Virgen con el niño, oró con gran devoción.
"Era una imagen en pie de tamaño menor que al natural, el niño se apoyaba sobre su brazo izquierdo, sujeto con la mano derecha de la madre, su rostro era estrecho y alargado, falto de técnica pero que expresaba un profundo sentimiento religioso." (desgraciadamente, la talla de las más antigua de Extremadura, fue vendida por los descendiente de Juan Méndez Dávila en el año 1966 y hoy se halla en paradero desconocido).
Después como de costumbre, despachó sus asuntos privados y al acabar dio audiencias a todo a aquel que fuera a hablar con él.
"Era una imagen en pie de tamaño menor que al natural, el niño se apoyaba sobre su brazo izquierdo, sujeto con la mano derecha de la madre, su rostro era estrecho y alargado, falto de técnica pero que expresaba un profundo sentimiento religioso." (desgraciadamente, la talla de las más antigua de Extremadura, fue vendida por los descendiente de Juan Méndez Dávila en el año 1966 y hoy se halla en paradero desconocido).
Después como de costumbre, despachó sus asuntos privados y al acabar dio audiencias a todo a aquel que fuera a hablar con él.
Antes de partir, Carlos V cansado del viaje y
con ganas de llegar pronto a Jarandilla, reúne a sus consejeros y toma la decisión
de modificar la ruta trazada, declina ir por Plasencia por que tardaría seis
jornadas y opta por la única jornada que le supone atravesar la Sierra de
Tormantos.
Pero debido a la estrechez del camino, el rey
no puede viajar en su litera, ofreciéndose entonces los tornavaqueños a
transporta en hombros al monarca en una silla de manos. Así el 12 de noviembre su
majestad con grandes dificultades por culpa de su gota, del ajetreo de la silla y del
accidentado camino, pasó acuesta de los lugareños la Sierra de Tormantos, acompañado
de un séquito de más de cien personas.
Al llegar a la cima del puerto, el Emperador
Carlos V pronunció las siguientes palabras: “Ya
no franquearé otro puerto que el de la muerte.”
Castillo de los Condes de Oropesa en Jarandilla (Cáceres) (Foto JAAA) |
Ese mismo
día, llegaron a buena hora a Jarandilla, donde se alojó en el castillo del
Conde de Oropesa.
Más leyendas son, y así te las he contado.
Gracias y hasta la próxima.
Escrito por: Jesús
Sierra Bolaños
Fuentes
Consultadas:
-“Estancias y
viajes del emperador Carlos V.” Manuel de
Foronda y Aguilera.
-“Mitos y leyendas
de la tradición oral de la alta
Extremadura.” F. Flores del Manzano.
-“Leyendas
extremeñas” José Sendín Blázquez.
-“El patrimonio
inmaterial en la alta Extremadura.
Extremadura: historia, leyenda y mito.” Juan
Pedro
Recio Cuesta.
Recio Cuesta.
-“Diccionario
geográfico universal dedicado a la Reina
Nuestra Señora.” José Torner
- "Imaginería medieval extremeña." F. J. García Mogollón
- "Imaginería medieval extremeña." F. J. García Mogollón
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