Seguimos en la villa cacereña de
Tornavacas para conocer la leyenda de la imagen de su Santísimo Cristo del
Perdón que se halla en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
Cristo del Perdón de Tornavacas |
La historia comienza un día del mes de julio
de cierto año del siglo XVI, cuando en la tranquila villa de Tornavacas
aparecen dos desconocidos hombres montando espléndidos alazanes negros. Su
porte nada tiene que ver con comerciantes o ganaderos, mayores de 30 años, con
barba cerrada, chaqueta con grandes botonaduras, calzones, botines abiertos en
tonos pardos y tocados con sombreros redondos, no dejan indiferentes a todo
aquel que los observa.
En las inmediaciones de una
iglesia se apean de sus caballos y acercándose a un vecino que por allí andaba,
le preguntan:
“Buenos días buen hombre. ¿Dónde podemos encontrar a la autoridad del
pueblo?” – Aunque con acento andaluz, la forma de hablar del forastero era
educada.-
“Al regidor lo hallareis en aquella casa” – Respondió señalando una
casona que se encontraba al final de la calle.-
“¿Y al sacerdote?” –Volvió a preguntar el desconocido.-
“Pues juntos los hallareis, señores, pues justamente ahora reunidos
andan en asuntos de Dios.”
Y dando las gracias al vecino de
la villa, riendas en mano, partieron hacia la casa indicada. Llamaron a las
puertas y un sirviente salió a recibirlos:
“Buenos días, de la
ciudad de Ronda venimos y traemos una carta de fray Gaspar que debemos entregar
al regidor y al clérigo de esta villa.”
Fray Gaspar era un fraile de Tornavacas, que
se hallaba ahora ejerciendo su labor religiosa en un convento franciscano de
Ronda.
Vista de Tornavacas (F.I.) |
Fueron recibidos por las autoridades, y leída
la carta hablaron, más sin dar nombre alguno.
“Venimos de tierras andaluzas, y como bien habéis podido leer, nos
envía fray Gaspar, al cual nosotros tenemos en alta estima. Somos imagineros y
cumpliendo un compromiso con fray Gaspar, estamos aquí para esculpir la imagen
del Cristo, patrono de esta villa, para la recién terminada iglesia parroquial.”
–Dijo uno de los forasteros.-
“Agradecidos estamos por vuestro ofrecimiento y por realizar tan largo
viaje hasta aquí, pero me temo que en vano vinieron pues poca plata nos quedan
tras saldar deudas con los canteros. Y
pagar vuestros servicios no podemos, las arcas vacías andan.” –
Habló el regidor.-
“Señores –respondió uno de los imagineros- preocuparse no deben de los dineros, pues hablado ese tema está ya con
fray Gaspar, y sólo la devoción al Cristo y la gratitud a fray Gaspar nos
mueve.”
“Pero aun así, cerca está la festividad del Santísimo Cristo, a no más
de dos meses. -Intervino el vicario.- ¿A
tiempo serán ustedes de finalizar?”
“Si nuestras condiciones cumplen, a tiempo el Cristo estará, y en nada
tendrá que envidiar esta imagen a la de los pueblos de la comarca o de la
mismísima Extremadura, pues en ella transmitiremos toda nuestra fe y amor hacia
el Cristo. Tienen nuestra palabra y en ello va nuestro honor.” –Respondió
el imaginero y así lo aseveró su compañero.-
“Y decidnos, ¿Cuáles
son esas condiciones?”-Volvió a hablar el regidor.-
“Hasta el día de
la fecha señalada nosotros nos encerraremos en la iglesia trabajando en la
escultura y nadie podrá entra en ella ni molestarnos, nos facilitareis los
materiales necesarios para realizar la imagen además de los alimentos para
nuestro sustento durante ese tiempo. Y lo más importante no preguntareis por
nuestros nombres ni indagareis sobre nuestra identidad, seremos anónimos. Esas
nuestras condiciones.”
“Aceptamos, pero
sólo porque venís recomendados por fray Gaspar.” -Resolvió el regidor tras consultar con el
vicario.-
Puente Cimero, Tornavacas (F.I.) |
A la mañana siguiente los imagineros cogieron
su herramientas de las alforjas y ante la incredulidad y desconfianza de los
vecinos del pueblo, que se preguntaban: ¿Qué quienes eran aquellos hombres? Y
¿Cuáles serían sus autenticas intenciones? Una vez que les hubieron entregado todo
lo solicitado, atravesaron el umbral de la iglesia cerrando tras de sí las
puertas a cal y canto.
Y cumpliendo el pueblo las premisas pasó el tiempo,
los días, los meses hasta que llegó el 14 de septiembre, día de la Exaltación
de la Cruz, fecha prometida de la entrega. Aquel día a muy tempranas horas,
casi al alba, un fuerte y continuo repiqueo de campanas despertó de sus camas a
los vecinos. Sobresaltados y extrañados las autoridades y los vecinos más
curiosos del pueblo se dirigieron raudos hacia el origen de aquel inusual
campaneo, la iglesia parroquial. Encontráronse entonces con las puertas
abiertas de par en par, y temiéndose la peor de las calamidades, entraron en
ella. Su interior era de planta rectangular con una única nave dividida en
cinco tramos por arcos fajones de medio punto, y al fondo en presbítero
cubierto por una cúpula de media naranja sobre pechinas hallaron una fastuosa
imagen de un Cristo Crucificado de madera tallada, con la cabeza ligeramente
inclinada sus rasgos expresivos y naturales conmovían a quienes lo
contemplaban, a los pies del Señor había dos ángeles que parecían elevarlo a
los altares. Todos quedaron emocionados y maravillados ante los sentimientos
que trasmitía el Cristo.
Iglesia de la Asunción, Tornavacas (F.I.) |
Buscaron entonces a los imagineros
responsables de aquella escultura para felicitarlos y agradecerles su gran
labor, pero no dieron con ellos, revisaron una y otra vez la iglesia, los
establos, el pueblo, pero no hallaron ni rastro de aquellos extraños
personajes, ni de sus enseres ni de sus caballos, habían desaparecido casi por
intervención divina como decían algunos vecinos.
“No eran hombres,
sin no ángeles enviados por el Señor.”
“Si, si ángeles
eran, hemos sido bendecidos por Dios.”- Se escuchaba decir, mientras los más
ancianos del lugar rezaban arrodillados ante la imagen del Cristo.-
Por más que buscaron y buscaron, no los
hallaron.
Pero he aquí que entre la tanta alegría y
rezos, el vicario al acercarse al Cristo, a sus pies halla una carta, va
dirigida a las autoridades y junto a ella una saca llena de monedas.
Villa de Tornavacas (F.I.) |
Abriola el párroco y mandando callar a los
feligreses, comienza a leerla en voz alta.
“A las buenas
gentes de Tornavacas. Con todo nuestro cariño hemos tallado este Cristo que
aquí os dejamos, nada nos debéis por él, y mucho les debemos nosotros a ustedes
por su confianza y fe en nosotros, gracias. Además también les dejamos esta
saca de monedas
–seguía leyendo el vicario enseñándola a todos- para que esos dineros sean repartidos entre los más pobres y
necesitados…”
-Murmullos y voces se escucharon por la
iglesia- “Son ángeles, no veis son ángeles.”
“Mala
vida hemos llevado –continuó leyendo el párroco- pues bandoleros fuimos en Sierra Morena hasta que conocimos a fray
Gaspar. Éramos en nuestra juventud imagineros de profesión en el taller del
maestro Diego Alemán en la ciudad de Sevilla, mas hombre rudo, terco, tacaño y
violento era con nosotros, hasta que un día hartos de tales injusticias y tiranía,
le desbalijamos de sus joyas y dineros y nos echamos al monte cual bandidos.”
Grabado de bandoleros (F.I.) |
Al escuchar estas palabras el silencio y el
desconcierto se apoderó de todos, no daban crédito de lo que habían escuchado.
“Con aquellos
dineros robados, armas y caballos compramos – prosiguió el párroco tras mandar silencio- y juntos algunos amigos y otros que se unieron poco después, la banda fue
creciendo, siendo una de las más buscadas y temidas en toda Sierra Morena.
Robamos y asaltamos a ricos hacendados y terratenientes, dinero, joyas,
ganados, e incluso matamos algunos soldados que nos perseguían, las leyes del
señor y de los hombres no estaban escritas para nosotros.” – Hizo una
parada el párroco para tomar aliento y siguió -
“Cierto día asaltamos
una ermita cerca de la ciudad de Ronda, según nuestro informador, en ella había
una gran cantidad de joyas de gran valor. Cuando entramos en su interior,
trabucos en manos, asustando a todos los que allí se hallaban en ese momento,
un halo de angustia recorrió nuestros cuerpos, como cuando una madre riñe a un
hijo por su bien. Aun así nosotros continuamos con nuestro pillaje hasta que al
arrebatarle el collar de oro a la Virgen que presidía la ermita, aquella imagen
de la Virgen de los Dolores ante nuestra tropelía cometida comenzó a llorar, de
sus ojos empezaron a brotar lágrimas que recorrían sus mejillas hasta caer al
suelo. No dábamos crédito a lo que veíamos, la Virgen lloraba por nosotros.
Temerosos y avergonzados le devolvimos
sus alhajas y abandonamos raudos la ermita. Fuimos perseguidos por el monte por
los soldados, teniéndonos que separar por mas seguridad, así mi compadre y yo
en la huida llegamos a las puertas de un convento franciscano al cual llamamos
y pedimos asilo. Quiso la Virgen en su magnificencia que allí nos encontráramos
con fray Gaspar, el cual nos recibió no como a bandidos, si no como a hijos de
Dios y nos dio cobijo.” –Nadie se movía de la iglesia todos escuchaban intrigados las palabras
del vicario.-
Panorámica de Sierra Morena (F.I.) |
“Le explicamos
nuestra historia, y como la Virgen de los Dolores, madre de Dios, había
derramado lagrimas por nosotros, y nos había guiado hacia el convento
franciscano, para que con la ayuda de fray Gaspar cambiáramos de vida y redimiéramos
nuestros pecados. Y así lo hicimos, con su fe empezamos a difundir la palabra
del señor, ayudando a los más necesitados y dedicándonos a la oración. Andábamos
en tales menesteres cuando fray Gaspar recibió una carta de su pueblo natal
solicitando su colaboración para realizar la talla de un Cristo, entonces nos sugirió
que sería una magnifica forma dar las gracias al Señor realizando dicho
encargo. Y comprometiéndonos con él, partimos de inmediato hacia Tornavacas.”
Marirrollas de Tornavacas (F.I.) |
“Aquí llegamos con
secretismo y discreción debido que aún la justicia nos andaba buscando, el
anonimato era primordial para realizar la prometida talla, por ello os estamos
agradecido por vuestra confianza, mil gracias. Una última suplica os pedimos,
que le pongáis a la talla el nombre del Cristo del Perdón, para que ruegue por
nuestros pecados y nos conceda tal menester. Nos hubiera gustado despedirnos
pero debíamos partir igual que vinimos y cumpliendo la voluntad del Señor que nos
guiaría en nuestra retorno.”
Terminada de leer la carta, comprendieron los
vecinos las circunstancias que les había llevado a los imagineros a tomar tales
decisiones y el nuevo camino que habían tomado para redimir sus pecados, y para
agradecerles su labor, celebraron la primera misa al Cristo del Perdón, rezando
por sus almas y su perdón en la tierra.
Al cabo de unos días llegaron noticias a la
villa del apresamiento de dos bandoleros andaluces que iban camino de Ronda. No
había lugar a la dudar, eran ellos, los imagineros. Junto a otros delincuentes
iban conducidos a la corte real de Valladolid para su ajusticiamiento.
Grabado de traslado de reos. (F.I.) |
De urgencias se reunió el pueblo, y en asamblea
decidieron enviar una comisión a Valladolid para intermediar por ellos. Hacia
allá partieron el regidor, el vicario y dos de los mozos que habían llevado
sobre sus hombros al antiguo monarca Carlos V. Días después llegaron a la
ciudad castellana, tras pedir audiencia real, fueron recibidos por el mismísimo
Felipe II, al cual con grandes detalles explicaron toda la historia de los
bandoleros andaluces.
“Mi señor os hemos
contado su historia, y sólo a vos toca decidir si el perdón es merecido, mas como
habéis podido escuchar la misma Virgen intervino por ello para traerlos al
redil del Señor y desde entonces sólo el bien han realizado, por eso os rogamos
les concedáis, si es menester de vuestra excelencia, la gracia real, pues la
divina la tienen ganada ya” –Terminó diciendo el regidor.-
El rey conmovido por la historia, ordenó llamar
de inmediato a su secretario y a su escribano, y ante todos los allí presente
dictó el indulto de los reos, lo firmó y le puso su sello real. Tras ser
liberados los imagineros presentaron sus respetos al monarca por el indulto
real, dando también gracias a los buenos vecinos de Tornavacas.
Cartuja de Miraflores, Burgos. (F.I.) |
Desde ese día, los antaño bandoleros, en
correspondencia a los milagros obrados por la Virgen de los Dolores y el Cristo
del Perdón pasaron el resto de sus vidas recogidos en la Cartuja de Miraflores
de Burgos, dedicando su vida a la oración de Dios, dejando además entre su
legado terrenal varias imágenes talladas por sus manos, incluso hay quien dice
que la imagen de la Virgen de los Dolores de Tornavacas es una de aquellas
tallas que realizaron, y que en agradecimiento entregaron a la villa.
Más leyendas son, y así te las he contado.
Gracias y hasta la próxima.
Escrito
por: Jesús Sierra Bolaños
Fuentes
Consultadas:
“El Cristo
del Perdón.” Ramón Núñez Martín.
“Leyendas
extremeñas.” José Sendín Blázquez.
Maravillosa! Superándote cada día!
ResponderEliminarEspectacular tu blog. Gracias por transmitir la cultura de Cáceres.
ResponderEliminarSigue escribiendo, aquí tienes una nueva seguidora.
Muchas gracias Saritapd por tus palabras que me animan aún mas para seguir escribiendo. Después de estos días de vacaciones continuaré con mas historias y leyendas de esta increíble tierra.
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