sábado, 7 de septiembre de 2013

La historia de la Virgen de la Estrella


Virgen de la Estrella en su hornacina.

El origen de la Virgen de la Estrella que se halla en la hornacina que protege la llamada Puerta Nueva tiene tras de sí uno de los pleitos más comentados de su época, en el cual se enfrentaron, tribunales mediantes, el Obispo de Coria don Sancho Antonio de Velunzas y Corcuera, (como no iba a estar la iglesia por medio) por un lado y el concejo de Cáceres junto con el noble benefactor de la villa don Bernardino de Carvajal y Sande por el otro.
A principio del siglo XV, el recinto amurallado de la Villa de Cáceres contaba con cuatro accesos a su interior, tres puertas heredadas de la época romana: la de Coria al norte, la de Mérida al sur y la del Rio al este, y un pequeño postigo al oeste, el arco de Santa Ana. Según algunos historiadores la cuarta puerta del recinto amurallado romano debió estar ubicada en donde hoy se encuentra el Foro de los Balbos, pero nada se conserva de ella ni el porqué fue cerrada.
Es aquella época cuando surge la necesidad por parte del Concejo y la nobleza cacereña de abrir un nuevo paso en la muralla que diera acceso a la Villa desde la zona del Rio Verde, con el fin de evitar rodeos a través de la puerta de Coria o de Mérida, (otros dicen la originó un proyectil balístico en una de las numerosa batallas sufridas en la Villa y en vez de cerrarlo fue reutilizado como puerta). Lo que si queda claro es que desde que en el año 1.303 el rey Fernando IV otorgara por juro al Concejo las rondas de Villas, en los extramuros habían ido surgiendo barrios donde residían los artesanos y los agricultores, dejando el interior de la Villa para la vida pública, la nobleza y la defensa, de ahí la necesidad de la puerta. Estos barrios nuevos se levantaron junto a la muralla exterior o próximo a ella, y hoy en día los podemos ubicar pues dieron origen al nombre de las actuales calles, como la calle Pintores, Caleros, Zapaterías, Tenerías, Hornos o Tiendas.

Vista exterior del Arco de la Estrella, Cáceres (F.I.)
 
Aquella puerta que denominaron Puerta Nueva, quedó bajo la protección, como era costumbre de la época, de una santidad para que la protegiera de los ataques enemigos y para que los viajeros se confiaran y rezaran a la imagen cuando salían de la ciudad a través de su puerta, agradeciéndole también su vuelta. En este caso la protección recayó en una imagen pintada en lienzo de la Virgen de la Estrella.
Pronto esta quinta puerta se convirti en la más transitada por personas y por carruajes, por ser el acceso más directo a la plaza pública o al mercado de la Villa, tanto que en el año 1.700 como consecuencia de ese masivo tránsito la puerta resultó ser “…sumamente estrecha para entrar coches y carretas en gran perjuicio del comercio…” y por ello necesitaba una inmediata reforma.
Conocedor de esta situación era don Bernardino de Carvajal y Sande, II Conde de la Enjarada, que sufría en primera persona estas vicisitudes, pues residía en el Palacio de Ovando-Moctezuma próximo al arco de la estrella  y su coche se las veía y se las deseaba a la hora de entrar y salir por dicha puerta para dirigirse a su palacio, por ello se ofreció a costear con sus dineros la ampliación y la reforma de la puerta. No era la primera vez que don Bernardino actuaba como benefactor de la Villa por lo tanto logró los permisos del Concejo para la realización de la obra en 1.726.
Para ejecutar el proyecto mando llamar al maestro salmantino Manuel de Larra y Churriguera, figura del barroco español, cuya familia de escultores y arquitectos creó un estilo propio, el churrigueresco.
Plano de Churriguera (F. libro Gervasio Nieto)
 
Pero lo que no contaban era con la aparición en escena del obispo de Coria don Sancho Antonio de Velunzas y Corcuera que aprovechando la coyuntura, había decidido por su cuenta y riesgo sustituir el lienzo ya envejecido de Nuestra Señora de la Estrella, y colocar en su lugar una escultura de mármol que le diera mayor prestancia al arco. Dicha imagen fue encargada a un “maestro lapidario de la ciudad de Badajoz”, y traída en secreto a la Villa:
“Se supone por hecho cierto que el sábado 29 de junio en la noche entró su Iltma. Con todo silenzio y misterio en su Casa Episcopal una Imagen de Marmol, su titulo nuestra señora de la Estrella, quetraia de la ziuadad de Badajoz en dos carretas, que aseguran pesavan de 70 a 80 arrobas. Y el día 1º de este (julio) de descubrió el misterio porq. De orden suya en este día empezaron los Maestros a demoler la Bóveda y Nicho antiguo”.
            Pues como he comentado por iniciativa propia y sin consulta previa a las autoridades competentes, decidió empezar el derribo de la puerta antigua para colocar en su lugar la magna imagen. Avisado el Concejo ordenó parar de inmediato las obras, a lo que el obispo se negó, aduciendo que el lugar donde se hallaba la imagen de Nuestra Señora de la Estrella era lugar sagrado y por lo tanto exento de toda jurisdicción, solamente la iglesia y en su representación el obispo podía decidir sobre tal hecho.

Aquella imagen, en un lugar inmejorable, sería una gran propagan como símbolo religioso del poder eclesiástico, a demás de ser un altar perfecto el cual el clérigo podía divisar desde la ventana de sus aposentos en el Palacio Episcopal.
 
Virgen de la Estrella del Obispo don Sancho (F.I.)
 
El 2 de julio, un día después del comienzo de  las obras por parte del obispo, el Concejo da las gracias al obispo por la imagen y le pide que paralice las obras de la nueva bóveda en favor del Conde de la Enrajada. Pero el obispo se mostró intransigente, soberbio y se negó a reconocer la jurisdicción de la Villa por ser lugar sagrado “a causa de aver estado en ella un Quadro de otra imagen del mismo título, que la que quieren colocar…”
 El cariz de la disputa enervó a la sociedad cacereña que se dividió en dos bandos. Nadie daba su brazo a torcer, y en un intento de resolver la disputa, el Conde de la Enjarada, clérigo antaño, intentó hacer entrar en razón al obispo, aduciendo que aquella estatua era demasiado grande para aquella puerta y que en el proyecto inicial que contaba con la aprobación del Concejo, no tenía cabida una estatua tan grande pues interrumpía la visibilidad y el paso de los carruajes. Pero se encontró con la negativa del obispo en primera instancia, aduciendo que las obras ya comenzadas, ya le habían ocasionado unos gastos en materiales y mano de obra. Ofreciese entonces el Conde a hacerse cargo de dichos gastos, y a regañadientes el obispo aceptó. Pero a la mañana siguiente volvió a cambiar de idea, negándose nuevamente don Sancho a la paralización de las obras.   
El 3 de julio, el corregidor y los regidores se negaron en rotundo a la ejecución de las obras del obispo, pues no contaban con los permisos pertinentes, y la repuesta de don Sancho fue amenazar con censuras a los maestros y peones si paralizaban los trabajos, pero a su vez el Concejo ante dicha amenaza respondió con multar a estos con una sanción de 50 ducados si las continuaban. Cabreado el obispo cesó las obras y entregó en custodia la imagen de la Virgen a don Bernardino de Carvajal, pero en un nuevo arrebató de ira decidió donar la escultura a los monjes franciscanos para que la instalaran en la fachada del templo de San Francisco.
 
Fachada de San Francisco donde se colocó la Imagen.
 
El conflicto sobre la jurisdicción de la Puerta de la Estrella había comenzado y serían los tribunales judiciales quienes dirimirían al final de un largo proceso, y de muchas disputas el asunto.
Para satisfacción propia y regodeo el obispo don Sancho dispuso el traslado inmediato de la imagen a la vista de todos  y con toda la pompa y la parafernalia litúrgica de una comitiva:
“Alas cuatro y media de la tarde públicamente por la Plaza, para que todos la vieran, en dos carretas con sus esteras, unos Bueyes o vacas que bramava como que llevaban las tablas de la Ley, alas que acompañaban algunos frailes con velas encendidas, et Lucerna ardentes in manibus vestris, &…”
 
Templete donde se ubicó la imagen en el Conventual.
 
La imagen tras unas reformas en el conventual, fue colocada en una capilla sobre la fachada del convento el 3 de octubre. Al día siguiente de su colocación, festividad de San Francisco, se celebró una misa en su honor a la que asistieron el Obispo y sus allegados, pero no los representantes de la Villa, con los que seguían pleiteando. La imagen permaneció allí custodiando uno de los principales caminos de acceso a la Villa y alumbrado en la oscuridad de la noche con su luz perpetua los viajeros, hasta que en 1.794 la imagen se dio por desaparecida, y pasados unos años fue nuevamente encontrada.
Actualmente la primitiva imagen proyectada por el obispo don Sancho para embellecer el Arco de la Estrella se encuentra, olvidada y bastante deteriorada en el ábside de la capilla del cementerio municipal donde fue trasladada a principios del siglo XX.
 
Ubicación actual en el cementerio de la primitiva imagen. (F.I.)
 
El 26 de agosto el arquitecto Manuel de Larra y Churriguera comenzaba las obras de la nueva puerta, realizando un arco en esviaje que facilitaba el paso de las coches y carrozas de uno a otro lado de la muralla, y para congratular al obispo, sobre el arco realizó una pequeña hornacina con otra imagen de menor tamaño de la Virgen de la Estrella hecha en piedra de Villamayor (Salamanca) con un escudo de los Carvajal en su peana.
Durante la disputa el obispo excomulgó mediante cédula a todos aquellos que se opusieron a él:
“Tengam Vmds. Por Públicos Excomulgados de Mandato del Señor Vicario y Juez Eclesiástico de esta Villa… oí sábado veinte y seis de octubre después del Toque de Visperas… al Señor Don Antonio de Olmedilla y Henao, Correxidor de esta Villa, Y a los Señores Don Joseph de Mayoralgo, Don Gonzalo Alvaro y Don Balthasar de Ulloa, Rexidores Perpetuos de esta Villa, a Don Bernardino de Carvajal… al Maestro Manuel de Churriguera…a Oficiales y peones que están travajando en la obra…”    
 
Vista interior del Arco de la Estrella (F.I.)
 
Acabadas las obras de remodelación de la antigua Puerta Nueva, esta puerta-arco pasó ser conocida como el Arco de la Estrella y se convirtió en el acceso principal a la Villa de Cáceres

            Gracias y hasta la próxima.


          Escrito por: Jesús Sierra Bolaños 

Fuentes consultadas:
-          “El arco de la estrella.” Gervasio Velo y Nieto.

-          El desarrollo urbanístico de Cáceres (siglos XVI-XIX). Mª del Mar Lozano Bartolozzi.

-          “Obras a raíz de una imagen, La Virgen de la Estrella del cementerio municipal de Cáceres y sus capillas en la ciudad.” Mª del Carmen Díez González.

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