Virgen de la Estrella en su hornacina. |
El
origen de la Virgen de la Estrella que se halla en la hornacina que protege la
llamada Puerta Nueva tiene tras de sí uno de los pleitos más comentados de su
época, en el cual se enfrentaron, tribunales mediantes, el Obispo de Coria don
Sancho Antonio de Velunzas y Corcuera, (como no iba a estar la iglesia por
medio) por un lado y el concejo de Cáceres junto con el noble benefactor de la
villa don Bernardino de Carvajal y Sande por el otro.
A
principio del siglo XV, el recinto amurallado de la Villa de Cáceres contaba
con cuatro accesos a su interior, tres puertas heredadas de la época romana: la
de Coria al norte, la de Mérida al sur y la del Rio al este, y un pequeño
postigo al oeste, el arco de Santa Ana. Según algunos historiadores la cuarta
puerta del recinto amurallado romano debió estar ubicada en donde hoy se
encuentra el Foro de los Balbos, pero nada se conserva de ella ni el porqué fue
cerrada.
Es
aquella época cuando surge la necesidad por parte del Concejo y la nobleza
cacereña de abrir un nuevo paso en la muralla que diera acceso a la Villa desde
la zona del Rio Verde, con el fin de evitar rodeos a través de la puerta de
Coria o de Mérida, (otros dicen la originó un proyectil balístico en una de las
numerosa batallas sufridas en la Villa y en vez de cerrarlo fue reutilizado
como puerta). Lo que si queda claro es que desde que en el año 1.303 el rey
Fernando IV otorgara por juro al Concejo las
rondas de Villas, en los extramuros habían ido surgiendo barrios donde
residían los artesanos y los agricultores, dejando el interior de la Villa para
la vida pública, la nobleza y la defensa, de ahí la necesidad de la puerta.
Estos barrios nuevos se levantaron junto a la muralla exterior o próximo a ella,
y hoy en día los podemos ubicar pues dieron origen al nombre de las actuales
calles, como la calle Pintores, Caleros, Zapaterías, Tenerías, Hornos o
Tiendas.
Vista exterior del Arco de la Estrella, Cáceres (F.I.) |
Aquella
puerta que denominaron Puerta Nueva, quedó bajo la protección, como era costumbre
de la época, de una santidad para que la protegiera de los ataques enemigos y para
que los viajeros se confiaran
y rezaran a la imagen cuando salían de la ciudad a través de su puerta, agradeciéndole
también su vuelta. En este caso la
protección recayó en una imagen pintada en lienzo de la Virgen de la Estrella.
Pronto
esta quinta puerta se convirti en la más transitada por personas y por
carruajes, por ser el acceso más directo a la plaza pública o al mercado de la
Villa, tanto que en el año 1.700 como consecuencia de ese masivo tránsito la
puerta resultó ser “…sumamente estrecha
para entrar coches y carretas en gran perjuicio del comercio…” y por ello
necesitaba una inmediata reforma.
Conocedor
de esta situación era don Bernardino de Carvajal y Sande, II Conde de la
Enjarada, que sufría en primera persona estas vicisitudes, pues residía en el
Palacio de Ovando-Moctezuma próximo al arco de la estrella y su coche se las veía y se las deseaba a la
hora de entrar y salir por dicha puerta para dirigirse a su palacio, por ello
se ofreció a costear con sus dineros la ampliación y la reforma de la puerta.
No era la primera vez que don Bernardino actuaba como benefactor de la Villa por
lo tanto logró los permisos del Concejo para la realización de la obra en
1.726.
Para
ejecutar el proyecto mando llamar al maestro salmantino Manuel de Larra y
Churriguera, figura del barroco español, cuya familia de escultores y arquitectos
creó un estilo propio, el churrigueresco.
Plano de Churriguera (F. libro Gervasio Nieto) |
Pero
lo que no contaban era con la aparición en escena del obispo de Coria don
Sancho Antonio de Velunzas y Corcuera que aprovechando la coyuntura, había
decidido por su cuenta y riesgo sustituir el lienzo ya envejecido de Nuestra
Señora de la Estrella, y colocar en su lugar una escultura de mármol que le
diera mayor prestancia al arco. Dicha imagen fue encargada a un “maestro lapidario de la ciudad de Badajoz”,
y traída en secreto a la Villa:
“Se supone por hecho cierto que el sábado 29 de junio en
la noche entró su Iltma. Con todo silenzio y misterio en su Casa Episcopal una
Imagen de Marmol, su titulo nuestra señora de la Estrella, quetraia de la
ziuadad de Badajoz en dos carretas, que aseguran pesavan de 70 a 80 arrobas. Y
el día 1º de este (julio) de descubrió el misterio porq. De orden suya en este
día empezaron los Maestros a demoler la Bóveda y Nicho antiguo”.
Pues
como he comentado por iniciativa propia y sin consulta previa a las autoridades
competentes, decidió empezar el derribo de la puerta antigua para colocar en su
lugar la magna imagen. Avisado el Concejo ordenó parar de inmediato las obras,
a lo que el obispo se negó, aduciendo que el lugar donde se hallaba la imagen
de Nuestra Señora de la Estrella era lugar sagrado y por lo tanto exento de
toda jurisdicción, solamente la iglesia y en su representación el obispo podía
decidir sobre tal hecho.
Aquella
imagen, en un lugar inmejorable, sería una gran propagan como símbolo religioso
del poder eclesiástico, a demás de ser un altar perfecto el cual el clérigo podía
divisar desde la ventana de sus aposentos en el Palacio Episcopal.
Virgen de la Estrella del Obispo don Sancho (F.I.) |
El
2 de julio, un día después del comienzo de las obras por parte del obispo, el Concejo da
las gracias al obispo por la imagen y le pide que paralice las obras de la
nueva bóveda en favor del Conde de la Enrajada. Pero el obispo se mostró
intransigente, soberbio y se negó a reconocer la jurisdicción de la Villa por
ser lugar sagrado “a causa de aver estado
en ella un Quadro de otra imagen del mismo título, que la que quieren colocar…”
El cariz de la disputa enervó a la sociedad
cacereña que se dividió en dos bandos. Nadie daba su brazo a torcer, y en un
intento de resolver la disputa, el Conde de la Enjarada, clérigo antaño,
intentó hacer entrar en razón al obispo, aduciendo que aquella estatua era demasiado
grande para aquella puerta y que en el proyecto inicial que contaba con la
aprobación del Concejo, no tenía cabida una estatua tan grande pues interrumpía
la visibilidad y el paso de los carruajes. Pero se encontró con la negativa del
obispo en primera instancia, aduciendo que las obras ya comenzadas, ya le habían
ocasionado unos gastos en materiales y mano de obra. Ofreciese entonces el
Conde a hacerse cargo de dichos gastos, y a regañadientes el obispo aceptó.
Pero a la mañana siguiente volvió a cambiar de idea, negándose nuevamente don
Sancho a la paralización de las obras.
El
3 de julio, el corregidor y los regidores se negaron en rotundo a la ejecución
de las obras del obispo, pues no contaban con los permisos pertinentes, y la
repuesta de don Sancho fue amenazar con censuras a los maestros y peones si
paralizaban los trabajos, pero a su vez el Concejo ante dicha amenaza respondió
con multar a estos con una sanción de 50 ducados si las continuaban. Cabreado
el obispo cesó las obras y entregó en custodia la imagen de la Virgen a don
Bernardino de Carvajal, pero en un nuevo arrebató de ira decidió donar la escultura
a los monjes franciscanos para que la instalaran en la fachada del templo de
San Francisco.
El
conflicto sobre la jurisdicción de la Puerta de la Estrella había comenzado y
serían los tribunales judiciales quienes dirimirían al final de un largo
proceso, y de muchas disputas el asunto.
Para
satisfacción propia y regodeo el obispo don Sancho dispuso el traslado
inmediato de la imagen a la vista de todos
y con toda la pompa y la parafernalia litúrgica de una comitiva:
“Alas cuatro y media de la tarde públicamente por la
Plaza, para que todos la vieran, en dos carretas con sus esteras, unos Bueyes o
vacas que bramava como que llevaban las tablas de la Ley, alas que acompañaban
algunos frailes con velas encendidas, et Lucerna ardentes in manibus vestris,
&…”
Templete donde se ubicó la imagen en el Conventual. |
La
imagen tras unas reformas en el conventual, fue colocada en una capilla sobre
la fachada del convento el 3 de octubre. Al día siguiente de su colocación,
festividad de San Francisco, se celebró una misa en su honor a la que asistieron
el Obispo y sus allegados, pero no los representantes de la Villa, con los que
seguían pleiteando. La imagen permaneció allí custodiando uno de los
principales caminos de acceso a la Villa y alumbrado en la oscuridad de la
noche con su luz perpetua los viajeros, hasta que en 1.794 la imagen se dio por
desaparecida, y pasados unos años fue nuevamente encontrada.
Actualmente
la primitiva imagen proyectada por el obispo don Sancho para embellecer el Arco
de la Estrella se encuentra, olvidada y bastante deteriorada en el ábside de la
capilla del cementerio municipal donde fue trasladada a principios del siglo
XX.
El
26 de agosto el arquitecto Manuel de Larra y Churriguera comenzaba las obras de
la nueva puerta, realizando un arco en esviaje que facilitaba el paso de las
coches y carrozas de uno a otro lado de la muralla, y para congratular al
obispo, sobre el arco realizó una pequeña hornacina con otra imagen de menor
tamaño de la Virgen de la Estrella hecha en piedra de Villamayor (Salamanca)
con un escudo de los Carvajal en su peana.
Durante
la disputa el obispo excomulgó mediante cédula a todos aquellos que se
opusieron a él:
“Tengam Vmds. Por Públicos Excomulgados de Mandato del
Señor Vicario y Juez Eclesiástico de esta Villa… oí sábado veinte y seis de
octubre después del Toque de Visperas… al Señor Don Antonio de Olmedilla y
Henao, Correxidor de esta Villa, Y a los Señores Don Joseph de Mayoralgo, Don
Gonzalo Alvaro y Don Balthasar de Ulloa, Rexidores Perpetuos de esta Villa, a
Don Bernardino de Carvajal… al Maestro Manuel de Churriguera…a Oficiales y
peones que están travajando en la obra…”
Vista interior del Arco de la Estrella (F.I.) |
Acabadas
las obras de remodelación de la antigua Puerta Nueva, esta puerta-arco pasó ser
conocida como el Arco de la Estrella y se convirtió en el acceso principal a la
Villa de Cáceres
Gracias y hasta la próxima.
Escrito por: Jesús
Sierra Bolaños
Fuentes consultadas:
-
“El arco de la estrella.” Gervasio Velo y Nieto.
-
El desarrollo urbanístico de Cáceres (siglos XVI-XIX). Mª
del Mar Lozano Bartolozzi.
-
“Obras a raíz de una imagen, La Virgen de la Estrella del
cementerio municipal de Cáceres y sus capillas en la ciudad.” Mª del Carmen
Díez González.
Qué gusto volver a leer tus historias! Maravillosa!
ResponderEliminarme ha encantao
ResponderEliminarGracias por tus palabras
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