San Pedro de Alcántara (por Melchor Perez Holguin) |
En 1499 en la Villa de Alcántara
(Cáceres), nace Juan de Sanabria, era hijo de Juan Garavito y María Viela de
Sanabria, una de las familia más pudiente de la Villa. En 1515 deja sus estudios
en la Universidad de Salamanca para tomar los hábitos franciscanos, cambiando
su nombre por Pedro de Alcántara.
En la Villa de Brozas (Cáceres)
se custodia un báculo que según cuentan fue propiedad de San Pedro de Alcántara.
Utilizó varios a lo largo de su vida y uno de esos bastones está ligado al
nacimiento de El Palancar, un monasterio pequeño, austero y pobre. De camino
algún lugar iba San Pedro con sus compañeros franciscanos cuando se detuvo en
un paraje donde decidió crear una ermita. Sus compañeros se sorprendieron ante
la imposibilidad que en aquel sitio tan inhóspito pudiese sustentar una ermita.
San Pedro para saciar la incredulidad de sus compañeros clavó en el suelo
mustio la vara que portaba, floreciendo a la vista de todos una hermosa higuera,
cuyos frutos eran milagrosos y curaban enfermedades. Desde entonces la higuera (hoy
desaparecida) será venerada en la huerta al lado de una cruz de oraciones
utilizada por el santo y muy cerca a su vez de una fuente también con aguas
milagrosas.
Monasterio de El Palancar, Cáceres. (Foto por Miguel Urbina Gómez) |
Otro día de camino, iba
a lomos de su inseparable asnillo acompañado por un hermano franciscano, y
hallándose por la Sierra de Gredos es sorprendido por una profusa nieve. Sin
refugio alguno alrededor, el santo comienza a rezar, respetándole la nieve que
ni le calaba sus ropajes, le forma a su alrededor un refugio blanco para resguardarle del frio.
Dicen también que del cielo apareciendo una legión de ángeles que le fabrican un
abrigo. Pronto el milagro se difunde por el entorno levantando en dicho lugar
una ermita. Con la desamortización de Mendizábal en 1835, los frailes son
expulsados y la ermita olvidada.
Yendo San Pedro hacia Garrovillas (Cáceres)
acompañado de Fray Miguel, tuvo éste un percance en la oscuridad de la noche,
con una roca del camino lesionándose el pie a pocos kilómetros de la orilla
derecha del rio Tajo. Como San Pedro tenía que resolver urgentemente unos
asuntos y para ello debía pernoctar en el convento de San Francisco, es
convencido por su compañero para que parta en solitario.
“Hermano
partid vos hacia Garrovilla, pues nada por mi podéis hacer y yo sólo retrasar
vuestro camino puedo, partid que yo aquí espero la ayuda que mandéis al
amanecer para recogerme. Id con Dios hermano.”
Y así partió el santo con sus pensamientos por el
bosque guiado por luz de una hoguera que divisaba en la lejanía. Cuando llegó a
luz de la hoguera se encontró sentado al barquero del rio y le rogó que le
pasase al lado izquierdo del rio.
“Os ruego
señor me paséis a la orilla izquierda del rio, pues unos asuntos importantes
debo resolver en la villa de Garrovilla y mi presencia requieren esta misma
noche.”
El barquero extrañado, creyendo al fray ebrio le
respondió despectivamente: “Padre ya estáis
en el margen izquierdo del rio, váyase a dormirla.” –Y le indicó el camino
hacia Garrovillas.-
Y llegó San Pedro al convento dando gracias al
Señor.
Al día siguiente cuando Fray Miguel habló con el
barquero si la noche anterior había cruzado a un fraile, este le respondió:
“No hay mas
barca ni mas barquero en esta zona que yo, y andaba me yo en el margen
izquierdo y no lo pude pasar, mas apareció él, en la noche seco de ropa y
cuerpo. ¿Cómo pudo cruzar?”
Contestándole: “Dios obro el milagro, pues aquel que viste cruzar el rio a píe, absorto
en sus pensamientos, no era otro que San Pedro de Alcántara.”
El barquero maravillado hizo correr la voz del
milagro acaecido por la comarca.
Lugar de rezo de San Pedro en El Palancar, Cáceres (Foto por Juanfran y Alicia) |
Además de ésta, San Pedro volvió a cruzar ríos a pie obrando el milagro en innumerables ocasiones, siempre sin darse cuenta. También se le vio elevarse en el aire sobre arboles, dar de comer prodigiosamente a necesitados, curar a enfermos y ayudar a todo aquel que lo necesitara.
San Pedro vivió y murió
siendo fiel a la regla franciscana donde sus pilares son la contemplación, la oración,
la penitencia, el retiro espiritual, la pobreza y la ayuda a los demás mediante
el amor y la caridad. Y esto se reflejaba en su cuerpo: su cara era esquelética
y su cuerpo enjuto; la cabeza siempre baja quemada por el sol y la nieve,
además la tenía llena de golpes y ampollas pues andaba por la vida con los ojos
casi cerrados, no miraba a nadie a la cara, pero transmitían paz y sosiego; sus
pies partidos y llagados por ir siempre descalzo, así era San Pedro de
Alcántara.
El 18 de octubre de 1562 muere Pedro de Alcántara en Arenas (Ávila) a la edad de 63
años.
El 18 de abril de 1622 es beatificado por el Papa Gregorio XV y el 28 de abril de 1669 es canonizado por el Papa Clemente IX.
Estatua de San Pedro de Alcántara, Cáceres. |
El 10 de noviembre de 1954 se inaugura en Cáceres la estatua dedicada a San Pedro de Alcántara ubicada en una de las esquinas de la Concatedral de Santa María, concretamente la situada bajo la torre del campanario. La obra fue realizada por el extremeño Enrique Pérez Comendador, y según dicen todo aquel que visita la ciudad debe tocar o besar sus pies para atraer la suerte.
Pero, ¿de dónde viene
esa tradición?
Cuando se instaló la
estatua en el año 1954, muy cerca de la plaza de Santa María, en lo que hoy es
el Centro Cultural San Jorge, albergaba el instituto El Brocense, el centro enseñanza
laica más antiguo de toda Extremadura, creado por Real Decreto de la Reina
Gobernadora doña María Cristina de Borbón en 1839. Era la plaza por aquel entonces un lugar de tránsito de los estudiantes, y la
estatua pronto se convirtió por aquella tradición de besar estampa de santos para atraer la suerte, en un amuleto eso si de gran tamaño y en bronce, que según los propios los
estudiantes de dicho instituto, ayudaba en los exámenes. Y lo que en un principio era tan sólo un talismán de suerte, con el
paso de los años, la estatua de San Pedro de Alcántara fue adquiriendo nuevas facultades como encontrar pareja, casarte o ver cumplidos tus deseos.
Para terminar una
curiosidad, la cabeza de San Pedro de Alcántara es un autorretrato del propio
autor, Pérez Comendador.
Más leyendas son y así te las he contado,
gracias y hasta la próxima.
Autores consultados: Miguel Muñoz de San Pedro.
Pedro de Alcántara Martínez, OFM.
P.A. Barrado Manzano.
Moisés Marcos de Sande.
Maravillosa, nunca supe el por qué de besarle los pies :). Gracias por mostrarnos las historias más bonitas de nuestra ciudad.
ResponderEliminarBuenisima como las demas, desde luego te tenía que leer alguien aparte de nosotros claro está que le gustaran estas historias, y que fuera un erudito para que vieran que estas ensalzando a Cáceres sigue así un beso Jesus.
ResponderEliminar