Si en otra leyenda ya
expliqué porque el patrón de Cáceres es San Jorge, recordemos por caer el día
de la reconquista de la Villa de Cáceres el día 23 de abril, hoy relataré la
leyenda de dicha reconquista, también llamada la leyenda de la Princesa Encantada.
Dibujo de una Princesa Mora (Foto de Internet) |
En
el siglo XIII d.C., después de varios intentos frustrados en años anteriores,
la reconquista de la península iniciada por Alfonso IX de León le llevaba nuevamente
ante las puertas de la gran ciudad amurallada de Qazris. Es el año 1229 y tras
varios meses de asedios de la ciudad una comitiva de parlamento encabezada por un
aguerrido capitán a lomos de un caballo zaino, junto con algunos de los más
nobles acompañantes del rey Alfonso IX avanza desde el campamento cristiano
situado en la Sierra de la Mosca hacia una de las puertas de la ciudad, la
puerta del rio (hoy Arco del Cristo). Junto al estandarte real portado por un
heraldo ondea al viento una bandera blanca. La gran puerta se abre y una
escolta de cien lanceros moros a caballo sale al encuentro de la embajada. Es
conducida dentro de la ciudad y llevada al alcázar (donde hoy se halla el
Palacio de las Veletas) y en una gran estancia son recibidos por el Caíd almohade
de la ciudad y sus mandatarios.
Palacio de las Veletas, Cáceres. |
Tras
las presentaciones pertinentes le hacen entrega de un documento con el sello
real, en ella el rey Alfonso IX le da un ultimátum al Caíd de la ciudad. La
misiva es leída en voz ante todo y tras lo pertinentes saludos reza así:
“…
y son ya varios meses lo que vuestra ciudad lleva bajo asedio y continuos
ataques, mis huestes os superan en número y cada vez mas guerreros cristianos
acuden a mi llamada. Tu pueblo está cansado, empieza a mostrar síntomas de
hambruna y temor, por eso os ofrezco un camino franco hacia la frontera si
abandonas a nuestra suerte la ciudad y las armas…. Así lo dispongo Alfonso IX
rey de León y Galicia por la gracia de Dios…”
El Caíd sabiendo que su
ciudad con un perímetro de muralla de 1175 metros y jalonada con 22 torres
albarranas además de otras interiores era infranqueable, responde con soberbia
y altanería a la propuesta del monarca:
“Decidle
a vuestro rey que no verá ondear su estandarte en nuestras torres, y que esta
ciudad nunca será cristiana. Levantad el asedio y marchad hacia vuestros
hogares o pereced en el intento.”
Plano del recinto amurallado de Cáceres.(F.I.) |
Pero en la sala además
de los mandatarios del Caíd, en una de las naves laterales se hallaba presente en
un suntuoso reclinatorio una joven de aterciopelados ropajes, brillante tiara y
velo de seda que dejaba entrever unos bellos ojos negros. Era la hija del Caíd,
la más bella de las Princesas moras, y la debilidad de su padre. Mientras era
leído el documento, ella había cruzado miradas con un apuesto y joven capitán
que acompañaba a la embajada cristiana. Se había prendado de él, y él le había
correspondido a ese incipiente amor. Cuando partía, una de las jóvenes
doncellas de compañía de la princesa se acercó al capitán cristiano y con mucha
discreción le hizo entrega de un pañuelo de seda, el joven guárdaselo en su
coraza y abandonó junto con la comitiva parlamentaria la ciudad amurallada.
De vuelta al campamento
se reunieron con el rey y le comunicaron la decisión del arrogante Caíd, a lo
que el rey respondió:
“Por
Dios que esta ciudad será cristiana y en la torre más alta de la fortaleza un
león ondeará.”
El joven capitán una
vez en su tienda, sacó el bordado pañuelo seda, y envuelto en el halló una nota:
“Al caer la noche dirígete solo a la
fuente que se halla cerca de las huertas que hay fuera de la muralla, allí enséñale
el pañuelo a la persona que encuentres y bajo juramento de no revelar el
secreto, te acompañaran a mi presencia.” Su corazón se aceleró de pasión.
Muralla y Torre de los Pozos, Cáceres. |
Al caer la noche cual
ladrón en la penumbra se dirigió al lugar indicado, allí les esperaba una de
las damas de compañía de la princesa, mostró le el capitán el pañuelo y
prometiendo bajo juramento no revelar el secreto, como indicaba la nota, se
dispuso a seguir a la doncella. Tras unos minutos andando se pararon, y oculta
tras unas malezas descubrió la doncella una enrejada puerta, la cual abrió con una
llave que portaba, y a la luz de una vela un estrecho
pasadizo se iluminó. Era una de las numerosas galerías subterráneas que
recorrían la ciudad, y llevaba por nombre callejón de Mansa Alborada o
Mansaborá. El joven capitán se adentro tras la dama y recorriendo la sinuosa
galería subterránea llegó a los sótanos del alcázar y desde allí fue conducido
a los aposentos de la princesa. Donde los encantos de la bella princesa
deslumbraron al capitán cristiano.
“Venid
mi amado capitán, por vos palpita mi corazón y brillan mis ojos, por vos
suspiro y gozo, por vos y para vos soy.” Y fundieron se en uno solo.
Desde entonces, noches
tras noches la princesa enviaba a una de sus jóvenes damas para facilitarle al
capitán cristiano el acceso a sus aposentos, siempre bajo la promesa de no
desvelar la existencia de la entrada secreta, y a luz de unas tenues velas
solos los dos, daban rienda suelta a su joven amor. Una de esas noches después
de jurarse amor eterno, la princesa le hizo entrega al mancebo cristiano de la
llave del pasadizo:
“Te
entrego la llave del pasadizo como símbolo de mi amor, mas deberás jurarme que
el secreto nunca revelarás y todas las noches a mi cama acudirás.”
Y juró el capitán que así
seria y despidiéndose de su amada se citaron para la siguiente noche.
Puerta romana del Rio o del Cristo, Cáceres. |
Mientras, pasaban los
días y el sitio a la ciudad no daba los resultados previsto al ejército
cristiano, aquello se alargaba en demasía. La moral del ejercito decaía,
demasiados meses de asedio que no hacían mella en la ciudad amurallada. El
joven capitán no sabía qué hacer estaba entre la espada y la pared, entre el
amor y su honor de caballero del rey. Y aunque había jurado que a nadie
revelaría el acceso oculto al alcázar, pidió ser recibido en la tienda real y a
solas con el rey, bajo palabra de perdón, le relató todos los hechos acaecidos.
Y al terminar al rey le dijo:
“Solo
una cosa os pido mi buen rey, que si por vos la ciudad es tomada, desposarme yo deseo con mi amada, mas princesa mora es,
mas cristiana de corazón yo la haré.”
A lo que el rey le
respondió: “Por mi palabra, que así se
hará. Y testigo de vuestro enlace yo seré, y por vuestros favores como dote, riquezas y tierras os
otorgaré. ”
Hizo llamar después a
todos sus capitanes para urdir el plan de asalto. Así la noche del 22 de abril
del año 1229 de nuestro señor Jesucristo, mientras una fuerza cristiana
simulaba un ataque en un flanco de la muralla, como maniobra de distracción,
una pequeña fuerza de elite se adentraría con el aguerrido capitán en la ciudad por el callejón de la Mansaborá,
y con sigilo llegarían a la puerta más al norte de la muralla la llamada puerta de
Coria y posteriormente del Socorro. Y una vez abierta, encenderían hogueras
como señal para que las mesnadas del rey Alfonso IX, ocultas fuera de la
muralla, al amparo de la noche asaltaran por sorpresa y tomaran la ciudad.
Plazuela del Socorro.Cáceres. |
Cuando el Caíd se enteró de la
traición de su amada hija entró en cólera:
“Hija mía
como pudiste traicionar a la sangre de tu sangre, a quien te engendró la vida,
¿porqué, porqué? Yo que de riquezas y joyas te colmé, que nunca te faltó cariño
y afecto, ¿porqué, dime porqué?
“Traiciono
me el corazón padre, por amor y solo por amor a un joven capitán cristiano.” –Respondió ella con lágrimas en sus
ojos.-
El Caíd iracundo la maldijo:
“Permita
Alá, que mal fin tenga tu cuerpo. Yo te maldigo hija de mi sangre, que tu alma
y quienes te ayudaron vaguen eternamente por estas tierras y no descansasen
en paz. Así ha de ser hasta que Qazris vuelva a ser musulmana.”
Y la arrojó junto a sus doncellas a
los pasadizos del alcázar, desapareciendo desde esa noche, y desde entonces, la
princesa encantada y sus doncellas salen en la noche de San Juan, a recorrer la
ciudad antigua convertida ella en gallina y sus sirvientas en doce polluelos, recamadas
en oro, que pían y cacarean desconsoladas por amor, y así esperan el fin de su
conjuro.
Calle de la Monja, Cáceres. |
El 23 de abril de 1229 d. C., festividad de San Jorge, mientras el joven capitán buscaba sin fortuna a su amada princesa por toda la ciudad, Alfonso IX, monarca del reino de León y de Galicia, mandaba ondear su bandera en la torre más alta de la villa, tal como había prometido, conquistando definitivamente la ciudad e incorporándola al reino de León como Villa libre y no de señorío.
En la actualidad, esta leyenda inspira una tradición en la noche de San Jorge; la busqueda de la gallina; en la que participan niños y mayores después de la también tradicional quema del dragón. Y quien logra encontrarla en las calles de la ciudad antigua recibe como recompensa premios en dinero y regalos.
Más leyendas son y así te las he contado, gracias y hasta la próxima.
Un apunte más,
desgraciadamente la llamada puerta de Coria o del Socorro fue mandada derribar en 1879 por cuenta de D. Joaquín Muñoz Chaves, senador, diputado y decano del colegio de abogados de Cáceres, que alegó: "que no tenía mérito artístico ninguno y era un depósito de suciedad incompatible con la buena higiene de la ciudad." Y posteriormente en 1998, el arco almohade que daba
acceso al callejón de Mansaborá fue derribado por orden del Ayuntamiento. Como
esto muchos otros monumentos fueron derribados y sus piedras reutilizadas,
siempre con el beneplácito de las autoridades gobernantes, pero esto se merece un capitulo
aparte.
Escrito por:
Jesús Sierra
Fuentes: Simón Benito Boxoyo
Publio Hurtado
Miguel Muñoz de San Pedro, Conde de
Canilleros
Francisco Acedo
C.C.V. de Cáceres
Siempre derribando lo que no tienen que derribar. Panda de incultos, ellos son los depósitos de suciedad. No sabía que lo de la gallina Tuviera esta historia!! Bueno, sólo tiene que esperar a que cáceres sea musulmana para romper el conjuro :)
ResponderEliminarVaya historias y que buen trabajo hijo como siempre, vales un potosí. Así nos va el pelo siempre mirando para sus intereses, sin pensar en los ciudadanos.
ResponderEliminar¡SIGUE ASI!
1942
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