Esta historia transcurre durante el reinado de Felipe II (1556-1598),
primogénito de Carlos V e Isabel de Portugal. Nacido en Valladolid en 1527, educado
en España, fue fiel discípulo y continuador de la política de su padre, por el
que sintió siempre gran afecto y devoción. Felipe II fue un personaje
controvertido, para unos “el rey Prudente”, y para otros “el diablo del
mediodía”. Accedió al trono en el año 1556, hombre culto, amante de las letras
y las artes, fue también un defensor de la Inquisición y paradigma de la
intolerancia religiosa. Según los testimonios de los embajadores extranjeros
era antipático, frío y distante.
Palacio de Galarza, Cáceres. |
Felipe II tuvo en las
figuras de Isabel I de Inglaterra, Guillermo de Orange o Antonio Pérez, sus más
acérrimos enemigos; pero también uno de sus menos conocidos antagonistas pero
no por ello menos importante, fue el gran rival del rey castellano en la
disputa por el trono portugués, don Antonio, Prior de Crato.
Hagamos un poquito de
historia:
En el año 1578 el joven
rey de Portugal, Don Sebastián, en su intento de conquista de Larache
(Marruecos), en la llamada batalla de Alcazalquivir, es abatido y muerto por las tropas del Sultán Abd
el-Melek. La corona pasa entonces al cardenal infante Don Enrique, pero es ya
un hombre viejo, enfermo y sin heredero directo, lo que dará lugar a una guerra
por la sucesión de Portugal. Dos candidatos pretenden tener derechos a la
corona portuguesa: nuestro Felipe II y don Antonio, Prior de Crato (nieto de
Manuel "el Afortunado"). Las Cortes portuguesas andan divididas antes
los dos pretendientes. La nobleza y el alto clero parecían inclinarse por la
causa de Felipe II, pero el brazo popular se mostraba muy reacio a ésta
solución. Y Francia e Inglaterra deseosas de impedir a toda costa la unidad
peninsular a cargo de Felipe II, reconocían y apoyaban los derechos de don
Antonio, Prior de Crato.
A la muerte de Don
Enrique en 1580, Felipe II consideró sus derechos a la corona portuguesa y
mandó invadir Portugal con un ejército al mando de don Fernando Álvarez de Toledo,
el Gran Duque de Alba, quien, tras someter una sublevación popular en favor del
pretendiente portugués, don Antonio, hizo valer los derechos del rey español.
Reunidas las Cortes en Thomar el año 1581, Felipe II jura los fueros
portugueses y es reconocido como rey de Portugal. Las posesiones territoriales
en las costas de África y Asia, así como Brasil, pasan a la corona española.
Felipe II Antonio I de Portugal (Por Alonso Sanchez Coello) Prior de Crato |
Pero la sucesión de Portugal no fue sólo un acontecimiento bélico, sino también
una guerra de espionaje, una historia de persecución y de captura del pretendiente
don Antonio, del soborno a sus captores y de intrigas en Francia e Inglaterra
para volver a Portugal. Y he aquí parte de esos sucesos.
Nuestra historia acontece antes que Felipe II visitara Cáceres en 1583 tras
vencer al pretendiente al trono portugués don Antonio, Prior de Crato, y se
alojara en el mismo Palacio donde ocurrieron los hechos, el palacio del Obispo
Galarza. Hay que mencionar, que Pedro García de Galarza, Obispo de Coria,
fue amigo personal y consejero de Felipe II.
Nos situamos en otoño de 1582, por la Puerta de Mérida, en un caballo negro
como la noche que cubre la ciudad, llega a Cáceres un extraño personaje. Sin
demora se dirige raudo hacia la parte baja de la ciudad, al Palacio de Galarza
que sería por aquella época una fortaleza. Su procedencia, Lisboa y en sus alforjas
una carta real que lleva el sello de Felipe II y como destinatario el Obispo
Galarza, prelado de diócesis de Coria. En ella, Felipe II, ya nombrado rey de
España y Portugal informa al obispo de la próxima llegada de una comitiva en la
cual viaja un muchacho portugués a quién debe acoger en el seminario de la
villa y tratarlo como a uno más de los chicos que allí estudian. Felipe II, da
además al obispo una serie de instrucciones que debía acatar bajo mandato real:
“debía criar y educar al muchacho bajo su tutela, acogerlo y retenerlo en su
casa, e impedirle cualquier contacto con ciudadanos portugueses”. También le prohíbe
terminantemente que le revele su ascendencia a cuantos le rodeen, esa era su
voluntad, y así se debía acatar. Cuando bien entrada la noche apareció la
comitiva ante sus puertas, el obispo entendió enseguida la transcendencia de aquellos
hechos, máxime cuando quien la encabeza era don Luis Enríquez, Maestre de Campo
del monarca. Y así se dispuso bajo las más estrictas reservas, acogerlo y criar
al joven portugués.
Sepulcro del Obispo Galaza, Catedral de Coria, Cáceres (F.I.) |
Pero, ¿porqué tanto secretismo y tantas atenciones con aquel chico? ¿Quién? ¿Cuál
era su historia?
Bien, pues todo formaba parte de una trama bien planificada y ejecutada por el
mismo rey Felipe II y el Gran Duque de Alba.
Don
Antonio, Prior de Crato pretendiente al trono de Portugal, tenía varios hijos
bastardos y presuntos herederos de sus ambiciones al trono. Conocido los hechos
por Felipe II, mandó recoger, o mejor dicho secuestrar a uno de los hijos del
portugués, presunto heredero y aspirante al trono. Este había sido enviado
meses antes, lejos de la corte portuguesa por el Prior para salvaguardar su integridad
física. Se hallaba el joven heredero en la villa de Barcelos, al norte de
Oporto, lindando con Galicia, siendo educado bajo la tutela del cura de Belem.
Por medio de sobornos y espías, Felipe II descubrió su paradero y mandó a un
grupo de sus más fieles allegados hasta la citada localidad, donde secuestraron
al heredero del Prior. Tras capturarlo, el rey ordenó que el joven en el más
estricto secreto fuera enviado a Cáceres y allí confinado. El Obispo Galarza en
quien confiaba plenamente Felipe II, sin revelarle nunca su ascendencia real
portuguesa, lo tutelaría y educaría, impidiendo que fuera convertido en líder
de la oposición portuguesa a Felipe II. Cumpliendo los deseos del monarca, el
muchacho vivió y creció confundido entre los “sobrinos” del Obispo Galarza y
los alumnos del seminario.
Felipe II falleció en el año 1598 en el Monasterio de El Escorial, su
residencia preferida, años después en el 1604 moría el Obispo Galarza, que era
enterrado en la Catedral de Coria (Cáceres).
Del
heredero a la corona portuguesa, nada se supo, bajo otro nombre pudo quizás seguir
la carrera eclesiástica o casarse con alguna noble heredera, pero ese secreto
se lo llevaron a la tumba Felipe II y el Obispo Galarza.
En 1665, tras veinticinco años de duras guerras, Portugal consiguió su
independencia definitiva de España. La unión había durado solamente poco más de
medio siglo.
Más leyendas son y así te la he contado, gracias y hasta la próxima.
Escrito por: Jesús Sierra Bolaños
Bibliografía:
-“Cáceres, Resumen de
historia local.” Antonio Rubio Rojas
- “El obispo Galarza.”
Mercedes Pulido Cordero y Celia Martin Pulido.
Lo que se aprende leyéndote! :)
ResponderEliminar